Alemania ha dado un paso al frente hacia la transición energética y, durante la jornada de ayer, puso fin a la vida de la energía nuclear en el país. De esta forma, la nación germana culmina el plan iniciado por la excanciller Angela Merkel. El estado liderado por Olaf Scholz ha cumplido con lo dictaminado y ha cerrado sus últimos tres reactores en un momento en el que el debate sobre el mantenimiento o la clausura de esta tecnología ocupa todas las planas de los Estados miembro de la Unión Europea. El adiós de Alemania a la energía nuclear se ha convertido en el último condimento en el debate sobre la nuclear, y más contando con que el cierre de los últimos tres reactores llega en medio de una crisis energética. En el caso del país con capital en Berlín, esta tecnología aportaba el 5% de la generación eléctrica total, una cantidad inferior a lo que la nuclear aporta en países como España o Francia, entre otros. Cabe destacar que Scholz decidió extender la vida de las centrales nucleares alemanas debido al momento de incertidumbre actual y a que Alemania ha sido uno de los países más mermados por la crisis energética y la escasez de suministro. 

La crisis energética, y todos los problemas devenidos de la guerra de Ucrania, han obligado a los estados a reajustar sus políticas energéticas después de ver cómo Rusia apretaba el mercado con todas las presiones ejercidas sobre Occidente. En esas, la apuesta por la energía nuclear ha pasado a un primer plano para muchos Estados miembro de la UE, de la misma forma que, para otros países, ha servido para ver que lo realmente necesario es apostar por las tecnologías renovables, las cuales son más rentables y, a la larga, pueden ser más eficientes. Ante una situación como esta, Europa se ha embarrado en un debate que, si bien no es nuevo, se ha magnificado con el estallido de la guerra en el este del continente y a raíz de todos los problemas que ha generado en el escenario energético.

España es uno de los países que, al menos en el debate sobre la energía nuclear, mantiene una idea clara, aun existiendo estadísticas que remarcan que, desde mediados de 2021 hasta finales de 2022, el número de partidarios de mantener esta tecnología se ha duplicado. Según un reciente estudio de Metroscopia, en el verano de hace dos años, el 28% de los españoles estaba a favor de promover la energía nuclear. Hoy en día, el número de ‘adeptos’ de esta tecnología ha pasado a ser de un 45%.

Como en el país ibérico, en Europa ha habido una mayor proliferación de la energía nuclear, sobre todo en estados como Francia o Inglaterra, que ven en esta tecnología una buena alternativa al gas. La crisis energética ha arrojado luz sobre aquellas energías que, aun teniendo vigencia y peso sobre la generación energética desde hace años, no llamaban la atención porque el suministro de gas no peligraba. En 2022, con los problemas relacionados con los cortes de suministro del hidrocarburo y el temor a atravesar un invierno frío, los Estados miembro han redoblado su apuesta por las renovables, han importado gas procedente de Estados Unidos o Argelia y, en algunos casos, han elevado la inversión en energía nuclear.

El Gobierno de España sigue adelante con el desmantelamiento de la energía nuclear

Aun esto, y contando con que esta fuente energética posee varios beneficios como la estabilidad en la generación eléctrica, no a todos los países de la comunidad europea les convence. En España, pese a que la nuclear aportó el 20,5% del total de la electricidad generada en 2022, no hay dudas sobre cuál es el futuro de esta tecnología. Pese a que hay más personas que demanda el mantenimiento de las centrales nucleares españoles, desde el Ministerio liderado por Teresa Ribera apuntan a ON ECONOMIA que “el calendario de cierres de los reactores nucleares se mantiene”.

El desmantelamiento de esta energía comenzará en 2027, con el cierre de la central de Almaraz, y concluirá en 2035. El Gobierno de Pedro Sánchez sobrentiende que, para esas fechas, el país contará con una nueva fuente energética que palie tanto la dependencia del gas, como los cierres progresivos de las centrales nucleares. Cabe destacar que este calendario ha sido consensuado con las propietarias de estas plantas.

Europa, polarizada con la nuclear

Aún ello, el estado español es un buen ejemplo de lo que se ve en Europa. Pese a que la puesta en escena es la de dos bloques diferenciados que tienen opiniones distintas sobre esta energía, detrás del telón hay un sinfín de opiniones basadas en los intereses políticos, ideológicos y económicos. El Viejo Continente vive algo parecido, ya que cuenta con los ‘pro nucleares’ y los ‘antinucleares’. Los primeros piden que esta tecnología se incluya en las legislaciones energéticas de Europa como una energía verde, mientras que los segundos creen que la nuclear no tiene nada de ‘verde’ y, en algunos casos, demandan el cierre de las centrales. Cabe destacar que en julio de 2022, el Consejo Europeo dictaminó que la energía nuclear y el gas son dos tecnologías que contribuyen al cambio climático. 

Pese a ello, y como ocurre en España, en este debate hay una alta dosis de ideología y de ideales políticos que confrontan con lo que realmente demanda este debate. Tal y como expresa Luis Villar, asesor financiero y de mercado en Greenward Partners, “la carga ideológica que hay en el debate es enorme, más política que ideológica. Te diría que es del 99%”. En una línea similar, Francisco Valverde, experto en el área de renovables de Mento Energía expresa que en el debate sobre la energía nuclear “hay muchísima ideología, está todo muy polarizado”.

El quid de la cuestión radica en que, con la elevada carga de intereses e ideales políticos, parece que el debate se está alejando de lo que realmente importa. Y es que, lo que parece ser una lucha por ver quien lleva razón está alejando la mirada de uno de los puntos más influyentes de este debate: y es que las empresas “está apostando por la energía más barata y más rentable”, tal y como explica Valverde. En esas, parece claro que la eólica y la solar están llamadas a liderar la generación eléctrica en los próximos años. El último movimiento de Alemania es un ejemplo de ello. El país entiende que el futuro no pasa por la energía nuclear, la cual, en su caso, estaba destinada a desaparecer. Pese a que la hoja de ruta trazada por Scholz ha recibido varias críticas, sobre todo por el hecho de extender la vida de las centrales nucleares, pero, al mismo tiempo, apostar por el carbón cuando es más contaminante, Alemania ha cumplido, añadiendo un nuevo condimento al debate de la nuclear. 

¿Es la nuclear una energía de futuro?

“No verás a las empresas abrir nuevos ciclos combinados, ni abrir carbón, ni abrir nucleares… se están yendo a lo que da dinero, que es la eólica y la solar”, añade el experto de Mento Energía. El caso de España es un buen ejemplo de ello, ya que las propias propietarias de las centrales han acordado el calendario de cierre con el Gobierno estatal. Todas ellas entienden que el futuro de la energía pasa por las renovables. El hecho de que en otros países se redoble la apuesta por la nuclear radica en la forma de financiar la creación de centrales, como en Francia, dónde el estado aporta una gran parte del monto.

Y es que, según datos de la Sociedad Nuclear Española, una central nuclear cuesta unos 5.000 millones de euros y se necesitan unos 30 años para amortizarse, lo que son unos números que, atendiendo a la inmediatez y a cómo ha evolucionado el mercado energético, se quedan lejos de lo que el sector energético requiere.

Para Luis Villar, la nuclear, tal y como la conocemos, “no es una energía de futuro”, una idea que comparte Francisco Valverde, quien cree que “el futuro es la potencia flexible”, algo que esta tecnología no puede dar. Pese a ello, el experto de Mento Energía considera que la energía nuclear es “hoy por hoy, imprescindible, pero dentro de cuatro años, sí que creo que se va a poder apagar el primer reactor”, hablando del caso de España.

Está por ver en que acaba la energía nuclear en Europa. Por lo pronto, la Comisión Europea pidió la semana pasada que se debata sobre esta energía con datos y con ideología. Al mismo tiempo, la CE se declaró “agnóstica”, huyendo de un posicionamiento en este debate. La comunidad europea, como muchas naciones y expertos, ven puntos favorables en la nuclear, como la estabilidad y una aportación energética potente si hay una mayor inversión. Pese a ello, el otro punto está en que el mercado actual solicita inmediatez y, sobre todo, apuestas rentables y baratas, y eso parece estar en el lado de las renovables. Varios factores que, hoy por hoy, generan conflicto tanto en España como en la Unión Europea.