La sociedad española está experimentando una transformación demográfica sin precedentes. Según los datos del INE, más del 20% de la población supera los 65 años, una cifra que se acentuará en las próximas décadas. Paralelamente, el parque de viviendas se caracteriza por su vejez: casi el 60% de los edificios residenciales se construyeron antes de 1980, cuando las normativas de accesibilidad eran casi inexistentes.

Esta conjunción de factores ha provocado que el ascensor, antes considerado un elemento secundario, se convierta hoy en un elemento crucial en la valoración de los inmuebles. Según el análisis de Pisos.com, en España el 54% de los inmuebles cuentan con ascensor, una dotación que incrementa su valor medio en un 18,73% respecto a viviendas similares sin este equipamiento. Para una vivienda tipo de 90 m², esto supone pasar de un precio medio de 240.818 euros sin ascensor a 285.933 euros con ascensor.

Ferran Font, director de Estudios de Pisos.com, lo explica con claridad. "La accesibilidad se ha convertido en un factor determinante en el precio de la vivienda, especialmente en un país donde el parque residencial envejece sin apenas renovación. El ascensor ya no es un lujo, sino una necesidad que el mercado recompensa con un sobreprecio significativo", apunta Font.

El análisis por comunidades autónomas revela un mapa lleno de contrastes. Asturias encabeza la lista con un 69% de inmuebles equipados con ascensor, seguido del País Vasco (68%), Navarra (66%) y Galicia (64%). En el extremo opuesto se sitúan Canarias (41%), Murcia (42%) y Baleares (46%), regiones donde predominan las viviendas de tipología unifamiliar o edificios de baja altura.

Pero la mayor disponibilidad de ascensores no siempre se traduce en una mayor diferencia de precio. Aquí reside la gran paradoja: mientras Asturias lidera en porcentaje de ascensores, el incremento de precio es del 49,36%, pero en Extremadura, donde solo el 53% de las viviendas tienen ascensor, la diferencia se dispara hasta el 57,08%, el sobreprecio mayor de toda España.

También destacan Catalunya (56,16%) y La Rioja (54,53%) como comunidades donde contar con ascensor eleva considerablemente el valor del inmueble. "En zonas con parque inmobiliario más antiguo y menor oferta de viviendas accesibles, disponer de ascensor se convierte en un elemento diferenciador que los compradores están dispuestos a pagar. En Extremadura o La Rioja, donde hay menos edificios modernos, un ascensor puede marcar la diferencia", explica Font.

El epicentro del fenómeno en las capitales

En las capitales de provincia, la situación se intensifica. Las cinco capitales con mayor porcentaje de ascensores son Palencia (87%), Lugo (81%), San Sebastián (81%), Salamanca (79%) y Pamplona (79%), todas ellas con más de tres cuartas partes de su parque residencial accesible. Por el contrario, las capitales con menor porcentaje de ascensores son Tarragona (35%), Sevilla (45%), Las Palmas de Gran Canaria (46%), Cádiz (49%) y Ávila (51%). En cuanto al incremento de precio, Madrid lidera con un sobreprecio del 72,45% para viviendas con ascensor, seguida de Barcelona (70,68%), Girona (67,65%) y Lugo (63,75%). En la capital catalana, un piso de 90 m² sin ascensor tiene un precio medio de 267.690 euros, mientras que con ascensor alcanza los 456.897 euros, una diferencia de casi 190.000 euros.

"En las grandes ciudades, especialmente en Barcelona y Madrid, el ascensor se ha convertido en un requisito casi obligatorio. La mayoría de la demanda lo exige, y la oferta sin ascensor queda relegada a un nicho muy específico de compradores, normalmente jóvenes dispuestos a sacrificar comodidad por precio", concluye Font. Este fenómeno no solo refleja una realidad inmobiliaria, sino también un cambio social profundo. El ascensor ha dejado de ser un simple elemento arquitectónico para convertirse en un indicador de accesibilidad, calidad de vida e inclusión social. Las administraciones se enfrentan al reto de adaptar un parque inmobiliario envejecido a las necesidades de una población cada vez más longeva.

Los programas de rehabilitación y los fondos europeos Next Generation representan una oportunidad única para abordar este desafío. La instalación de ascensores en edificios antiguos no solo mejora la calidad de vida de los vecinos, sino que se convierte en una inversión con retorno económico asegurado, como demuestran los datos de este estudio. En un futuro próximo, la accesibilidad será un elemento no negociable en el mercado inmobiliario, y los edificios que no se adapten verán gravemente comprometida su valoración y demanda. El ascensor, en definitiva, se ha convertido en el oro del hogar del siglo XXI