El panorama de los alojamientos no tradicionales en la provincia de Barcelona experimenta una notable reconfiguración, caracterizada por una contracción general pero con dinámicas territoriales profundamente divergentes. Los datos recogidos por la Diputación de Barcelona en su informe Análisis de los alojamientos no tradicionales en la Región de Barcelona revelan un escarnio complejo donde la tendencia global negativa esconde realidades locales muy contrastadas. Este estudio, que monitoriza mensualmente la oferta desde enero de 2019 a través de las principales plataformas digitales (Airbnb, Booking, Vrbo y TripAdvisor), ofrece una fotografía detallada de un sector en plena maduración y ajuste pospandémico.

Entre los años 2019 y 2025, la oferta de alojamientos no tradicionales en las comarcas de Barcelona (excluida la ciudad) ha registrado un descenso significativo. En términos de número de propiedades, la disminución es del 9,2%, mientras que la reducción en plazas disponibles es mucho más acentuada, alcanzando un 19,5%. Esta divergencia entre la bajada de propiedades y la de plazas sugiere que las unidades que desaparecen del mercado tienden a ser las de mayor capacidad, o bien que los operadores reducen la disponibilidad de plazas por unidad.

Estos descensos podrían responder a múltiples factores: el aumento de la regulación municipal, la saturación del mercado en algunas zonas, los cambios en las preferencias de los viajeros poscovid, el aumento de los costes de mantenimiento o la reincorporación de inmuebles al mercado de alquiler residencial convencional ante el encarecimiento de la vivienda. El análisis por tipologías de alojamiento muestra un mercado claramente dominado por los apartamentos, que representan casi la mitad (45%) de las propiedades ofrecidas y concentran el 59,6% de las plazas disponibles. Esta preponderancia refleja la adaptación de la oferta a las demandas del turismo urbano y de costa, más orientado a estancias cortas y grupos reducidos.

En segundo término, las casas convencionales representan una parte sustancial de la oferta, con un 36,2% de las propiedades y el 25% de las plazas. Las villas, a pesar de representar solo el 8,4% de las propiedades, suponen el 4,2% de las plazas, indicando una capacidad media por unidad considerable. El resto de tipologías conforman un segmento residual, con menos del 4% de la oferta global.

La distribución territorial de la oferta confirma la concentración en las comarcas costeras, un fenómeno que replica el patrón del alojamiento tradicional. Los datos de agosto de 2025 sitúan la oferta total en 10.600 propiedades y 59.434 plazas, con una distribución donde tres de cada cuatro propiedades (76%) y siete de cada diez plazas (70%) se encuentran en las comarcas litorales. Esta desproporción evidencia los retos de desconcentración turística que aún afronta el territorio.

La evolución dispar entre comarcas constituye uno de los aspectos más relevantes del informe. Mientras algunas zonas experimentan crecimientos notables, otras hunden sus cifras:

-Comarcas en expansión: El Barcelonès (excluida Barcelona ciudad) lidera el crecimiento con un incremento del +37,3% en número de alojamientos, seguido del Vallès Occidental con un +22,8%. Este aumento podría reflejar un efecto desbordamiento desde la ciudad de Barcelona, más regulada, hacia los municipios de su entorno inmediato, así como la mejora de la conectividad metropolitana.

-Comarcas en retroceso: En el extremo opuesto, el Berguedà (-34,1%), Osona (-30,1%), la Anoia (-22,4%) y el Garraf (-21,7%) son las zonas que han sufrido las mayores contracciones. Estos descensos podrían estar relacionados con una menor demanda en zonas de interior, una mayor dependencia del turismo de excursión o, en el caso del Garraf, una posible maduración y saturación de un mercado tradicionalmente turístico. El informe analiza también los patrones de ocupación media, revelando una clara estacionalidad:

  • Verano (julio-agosto): 55% - 65% de ocupación
  • Primavera: 40% - 50% de ocupación
  • Otoño e invierno: 30% - 40% de ocupación

La pandemia de la COVID-19 supuso un hito crítico, rompiendo las tendencias previas y marcando un punto de inflexión. La verdadera recuperación no se produjo hasta 2022. Los años 2024 y 2025 muestran una cierta estabilización, con ligeros descensos en algunos meses, indicando potencialmente una normalización y maduración del mercado tras los años de volatilidad extrema. El auge de los alojamientos no tradicionales, pese a la reciente contracción, sigue representando un reto de primera magnitud para las administraciones públicas. El informe de la Diputación señala varios frentes críticos:

-Desestacionalización y desconcentración: La fuerte concentración temporal (verano) y espacial (litoral) de los flujos turísticos ejerce presiones insostenibles sobre los recursos y las infraestructuras.
-Impacto en los servicios públicos: El aumento de población temporal en periodos puntuales genera picos de consumo en servicios como la limpieza viaria, la gestión de residuos o la movilidad, sin que los ingresos fiscales derivados compensen necesariamente estos costes adicionales.
-Necesidad de mayor transparencia y conocimiento: Para una gestión eficiente, es imprescindible disponer de datos más precisos sobre el impacto económico, los modelos de negocio emergentes y el comportamiento de los usuarios. Este conocimiento permitiría diseñar políticas públicas más ajustadas a la realidad y anticiparse a los cambios del sector.

En conclusión, el mercado de alojamientos no tradicionales en las comarcas de Barcelona muestra síntomas de maduración tras una década de crecimiento exponencial. La contracción global y la aparición de dinámicas territoriales tan contrastadas indican un sector que se ajusta a nuevas realidades regulatorias, de mercado y de demanda. La gestión inteligente de este fenómeno requiere un análisis continuo y adaptado a las especificidades de cada territorio para poder equilibrar las oportunidades económicas con la sostenibilidad social y ambiental.