La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha querido dejar claro este miércoles que la institución que ella misma lidera variará la política monetaria en función de cómo evolucionen los datos macroeconómicos. La máxima mandataria de la institución con sede en Frankfurt ha destacado esta mañana en una conferencia con los observadores del BCE que el organismo central “ni está comprometido en seguir elevando los tipos de interés”, pero tampoco dar por sentado que no vayan a seguir alzando las tasas.

Un mensaje que rompe con lo que Lagarde venía diciendo antes de la última reunión de tipos de interés, en la que el BCE cumplió con lo establecido en la cita del pasado febrero y volvió a elevar las tasas de interés un 0,50%. Así, Europa mantiene unos tipos sobre el 3,50%, el nivel más elevado desde noviembre de 2008. Hasta antes de la reunión del pasado jueves, tanto Lagarde, como el resto de los oradores del BCE, había mantenido un discurso aguerrido contra la inflación, llegando a decir que eran necesarias subidas de 50 puntos básicos en las reuniones de mayo, junio y julio, tal y como expresó Rober Holzmann, gobernador del Banco de Austria.

En línea con el mensaje duro ante la inflación, el propio BCE se aventuró en la reunión del pasado febrero a anunciar el calado de la subida de tipos de la cita monetaria de marzo. Todo ello sin contar con la evolución o los posibles vaivenes que pudiera haber en los mercados financieros. Con todo ello, y a la luz de los recientes acontecimientos, los cuales han apretado la coyuntura económica, la decisión final del BCE sobre los tipos de interés fue más ajustada de lo imaginado. Pese a que cumplieron con lo anunciado en febrero, la institución con sede en Frankfurt se vio apretada debido al panorama bancario y el azote propinado al mercado bursátil.

Lagarde (BCE) tira de cautela  

Aún ello, y cómo se vio en la última reunión monetaria, el BCE no ha adelantado el alcance de la próxima subida de tipos, tornando hacia un mensaje más cauto y basado en la evolución de los datos macroeconómicos y, sobre todo, en la dinámica del sector bancario en Europa. Es por ello por lo que la presidenta de la institución monetaria ha expresado este miércoles que no se compromete con anterioridad a avanzar con los tipos de interés. Es decir, el BCE basará sus decisiones monetarias en función de la evolución de la economía europea, sin adelantar el alcance de estas.

Lagarde ha destacado esta mañana que “con la elevada incertidumbre, es aún más importante que el ritmo de los movimientos con los tipos de interés dependa de los datos”. Tras ello, la máxima mandataria del Banco Central Europeo ha detallado que “esto significa, ex ante, que ni estamos comprometidos a subir más, ni hemos terminado con los incrementos de los tipos de interés”. Es decir, el organismo europeo no volverá a mojarse con el calado de las subidas de tipos cómo ya hicieron el pasado febrero a sabiendas de que, con la elevada incertidumbre, el BCE puede pillarse los dedos.

La líder del Banco Central Europeo ha añadido que “de hecho, cómo expliqué la semana pasada, si el escenario base en nuestras proyecciones más recientes se confirma, todavía tenemos terreno que recorrer para asegurar que las presiones inflacionistas se reducen”. Pese a que la presidenta ha insistido en el “deber” del BCE de rebajar la inflación de la eurozona, la estrategia del organismo dependerá de la situación económica.

El BCE no vuelve a mojarse con las nuevas variaciones monetarias

Tal y como explicó ON ECONOMIA, el BCE aprende de su error y no vuelve a aventurarse en dar una proyección sobre los tipos de interés. Parece claro que, pese a que la subida de las tasas ha sido la cifrada por el organismo bancario, la decisión ha estado ajustada por la presión ejercida por la coyuntura financiera actual. Con la quiebra de SVB y el efecto sobre la banca europea se vio cómo varias entidades cedían en los mercados de valores, pero fue el estallido de la crisis de Credit Suisse lo que realmente ha puesto en un brete al BCE.

La institución con sede en Frankfurt ya ha visto los efectos del terremoto bancario, el cual ha generado mayor incertidumbre y dudas sobre la solidez de la que hacen gala los Gobiernos sobre el sistema bancario. De hecho, Lagarde ha reafirmado que “el sector bancario europeo es resiliente, con posiciones de capital y liquidez fuertes”. Pese a que la situación se ha ido neutralizando poco a poco, aún hay temor en los mercados. Es por ello por lo que el BCE no puede aventurarse en dar una nueva proyección sobre los tipos de interés, y así lo ha confirmado Christine Lagarde este miércoles.