Rusia crecerá este año un 1,5%, una cifra un punto porcentual inferior a la proyección inicial del Gobierno. El ajuste responde, principalmente, al impacto que los altos tipos de interés están teniendo sobre la demanda interna, de acuerdo con la última actualización de previsiones publicada por el Ministerio de Economía. El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, trasladó este escenario al presidente Vladimir Putin en una reunión de trabajo citada por el medio especializado Investing.

“A pesar de unas condiciones bastante difíciles para la aplicación de la política monetaria y crediticia, creemos que la tasa de crecimiento económico no será, sin embargo, inferior al 1,5% este año”, afirmó Siluanov, quien defendió que el país mantiene una base sólida para sostener su actividad. El titular de Finanzas subrayó, además, la importancia de mantener unas cuentas públicas estables.

“Un presupuesto equilibrado dará más oportunidades al banco central para suavizar la política monetaria y crediticia, lo que significa que los recursos crediticios serán más accesibles”, explicó. La estrategia busca aliviar las tensiones que actualmente afrontan empresas y hogares por el encarecimiento del dinero.

Los últimos datos oficiales confirman la desaceleración del ritmo de crecimiento. Según el Servicio Estatal Federal de Estadísticas (Rosstat), el Producto Interior Bruto (PIB) ruso se expandió un 1,1% en el segundo trimestre de 2025, frente al 4% registrado en el mismo periodo del año pasado. La lectura preliminar de junio, difundida este martes, apunta a un incremento mensual del 1,2%, una señal de pérdida de dinamismo respecto a 2024.

El enfriamiento de la economía rusa coincide con un contexto internacional marcado por las sanciones occidentales, la volatilidad de los precios energéticos y el endurecimiento de las condiciones financieras globales. Moscú busca contrarrestar estas presiones mediante un mayor gasto público orientado a la inversión en infraestructuras y a programas de apoyo industrial, aunque la capacidad de maniobra fiscal también se enfrenta a límites.

Con este panorama, los analistas advierten que la clave en los próximos meses será el margen de actuación del Banco Central de Rusia. Una relajación en la política monetaria podría devolver oxígeno al consumo y a la inversión privada, pero los riesgos inflacionarios siguen presentes. Por ahora, el Gobierno confía en que 2025 se cierre con un crecimiento cercano al 1,5%, en línea con la nueva estimación. Una cifra modesta, pero que el Kremlin interpreta como prueba de resistencia en un entorno adverso.