En una apuesta por la innovación y la sostenibilidad del sector agroalimentario, el departamento de Agricultura de la Generalitat de Catalunya ha hecho pública la concesión de un paquete de ayudas por valor de 3,6 millones de euros. Esta financiación, destinada específicamente a 29 empresas del ámbito vitivinícola, tiene como objetivo principal actuar como catalizador para la modernización del sector, impulsando su competitividad en los mercados tanto nacionales como internacionales.
El destino de estas inversiones será diverso y estratégico, focalizándose en varios ámbitos clave para el desarrollo del negocio. Las empresas beneficiarias destinarán los fondos a la mejora de sus instalaciones de transformación, la optimización de sus infraestructuras logísticas y el desarrollo de estrategias y canales de comercialización. El propósito último es implementar avances tecnológicos que permitan mejorar de forma tangible la calidad de los vinos producidos en la región.
Esta línea de subvenciones se enmarca dentro de la tercera convocatoria de la Intervención Sectorial Vitivinícola, un instrumento clave del Plan Estratégico de la Política Agraria Comuna 2023-2027 (PEPAC) de Catalunya. Las ayudas están cofinanciadas por el Fondo Europeo Agrario de Garantía (FEAGA), reflejando así el compromiso europeo con la transición ecológica y digital del sector primario. Los proyectos presentados por las bodegas deberán alinearse con objetivos específicos como la renovación tecnológica de sus procesos, la mejora de las técnicas de vinificación, el aumento de la eficiencia energética y el fortalecimiento de su capacidad para llegar a nuevos mercados.
El modelo de financiación está diseñado para maximizar el impacto. Las ayudas podrán cubrir hasta un 40% de los gastos subvencionables de cada proyecto, un porcentaje que varía en función de la dimensión de la empresa, priorizando así un apoyo equilibrado que tenga en cuenta las necesidades particulares de cada actor del sector. Con esta iniciativa, el Govern no solo respalda la viabilidad económica de las bodegas catalanas, sino que también refuerza su compromiso con un tejido agroalimentario más resiliente, innovador y alineado con los principios de la economía verde y digital. Se espera que esta inyección de capital sirva para consolidar la posición de excelencia de los vinos catalanes y asegurar su futuro en un panorama global cada vez más competitivo.