Las grandes energéticas españolas pasan a la acción para aplazar el cierre de las centrales nucleares. Hace unos meses que han puesto el debate sobre la mesa, ya que se acerca el primer cierre previsto, el de los reactores de Almaraz, y tras el apagón de principios de mes, lo han intensificado, como medida para garantizar la estabilidad del suministro energético y asegurarlo de cara a un futuro con una economía mucho más electrificada. Ahora, sin embargo, llega la hora de la verdad, y darán un paso más.

Endesa, Naturgy e Iberdrola, las tres grandes eléctricas españolas, han hecho frente común para reclamar que se posponga el cierre de Almaraz y se dé más tiempo, hasta 2030, para redefinir el calendario de cierre, que afectará a las centrales de Catalunya precisamente entre 2030 y 2035. Los máximos ejecutivos de las tres compañías lo han expresado este jueves, y el más claro ha sido José Bogas, consejero delegado de Endesa, que ha avanzado que ultiman la solicitud formal al gobierno español para aplazar el apagón de la central extremeña de Almaraz, previsto entre 2027 y 2028.

Bogas ha asegurado este jueves en un acto en Madrid, al que también han acudido Francisco Reynés, presidente ejecutivo de Naturgy, y Mario Ruiz-Tagle, consejero delegado de Iberdrola, que presentarán “en un plazo breve” la solicitud de una prórroga del funcionamiento de sus reactores de dos y tres años, es decir, que ambos funcionen hasta 2030. Es una decisión para la que hay consenso entre los tres propietarios de la central, que son precisamente las tres energéticas mencionadas.

Francisco Reynés: "Sentémonos, a ver si dentro del nuevo panorama tiene sentido mantener aquel calendario o no"

Esta petición no es “un cambio radical”, ha admitido Bogas, que es partidario de alargar más la vida de las nucleares, como mínimo una década, pero es un primer paso de consenso para que el debate se pueda alargar y hacer con más calma y argumentos. Los cierres se planifican con tiempo, por lo que el futuro de una central que debe iniciar el desmantelamiento en 2027 debe decidirse ahora. Aplazar el cierre de Almaraz dará más tiempo para debatir, poniendo pros y contras sobre la mesa, y con la creciente electrificación, se podrán prever mejor necesidades futuras.

Francisco Reynés también habló con claridad e instó al gobierno español a reabrir el debate. "Sentémonos todos –el operador del sistema, el Ministerio y los operadores– a ver si dentro del nuevo panorama tiene sentido mantener aquel calendario o no", dijo en el mismo escenario que Bogas, en el cual consideró “bastante razonable” mantener abierto Almaraz al menos hasta dentro de un lustro.

El presidente de Naturgy y vicepresidente de Criteria pidió "darle una vuelta" al calendario del cierre de las centrales nucleares pactado en 2019, ya que en aquel momento no se preveía el boom de los centros de datos y la inteligencia artificial, que han disparado el consumo de energía y se espera que lo disparen mucho más en el futuro.

Reynés también aludió a la guerra comercial iniciada por Estados Unidos como un motivo para repensar el futuro de las nucleares, ya que está provocando una inestabilidad generalizada que puede derivar en deslocalizaciones productivas y, por tanto, en cambios de demandas industriales. "Si esto nos pasara a cualquier empresa de forma individual, lo que haríamos sería revisar aquellos planes que hicimos en 2019. Eso tiene todo el sentido del mundo y no tiene nada que ver con el apagón", que es "un hecho absolutamente coyuntural y puntual", añadió.

El peso de la energía nuclear

Endesa, Naturgy e Iberdrola son las empresas que controlan todas las centrales nucleares españolas. Endesa es la propietaria del 100% de Ascó I, del 85% de Ascó II y del 72% de Vandellòs II, en las cuales tiene a Iberdrola como socio. Iberdrola tiene el 100% de Cofrentes (Valencia) y el 49% de Trillo (Guadalajara), en la que también participan Naturgy con el 34,5%, EDP con el 15,5% y Endesa con el 1%. En Almaraz la mayoría es para Iberdrola, con el 53%, mientras que Endesa y Naturgy tienen un 36% y un 11% respectivamente.

Las centrales nucleares proporcionan entre un 15% y un 20% de la energía eléctrica que se consume en España de forma estable, ya que, excepto cuando paran por mantenimiento, siempre están funcionando. A diferencia del resto de fuentes de energía, que se detienen, voluntaria o forzadamente, con facilidad, las nucleares siempre están funcionando porque detenerlas es lento y costoso. Por eso, aunque en muchos momentos no son la principal fuente de electricidad –durante el día, si es soleado, la fotovoltaica es la que más aporta, y si hace viento, la eólica–, sí garantizan una producción continuada.

Su peso en la producción de energía en Catalunya aún es mucho más importante que en el ámbito estatal, ya que el país tiene tres de los siete reactores de España y la presencia de renovables es mucho inferior a la del conjunto del Estado.