Varios indicadores indican que la economía española ha desacelerado en los últimos meses, con un primer trimestre en alza y un segundo con claros descensos. Sin embargo, ni las cifras ni las previsiones de los expertos apuntan a un derrumbe de la actividad, sino a un aterrizaje que permite mantener un mayor crecimiento que la mayoría de los países comunitarios. Algo que se aprecia en los datos de contabilidad nacional del INE, pues si el primer trimestre el PIB creció un 0,5% trimestral, el segundo se reducía una sola décima, al 0,4%. Lo que sí ha cambiado es la composición en el crecimiento, pues las exportaciones echan el freno y en el primer semestre ya se han vendido menos productos que en el mismo periodo de 2022. Por el contrario, la demanda interna ha dado muestras de una mayor alegría en el segundo trimestre, una composición que se mantendrá en los próximos trimestres, según coinciden los expertos consultados por ON ECONOMIA.

Lo que explica que los indicadores del saldo exterior estén entre los más preocupantes. La Secretaria de Estado de Comercio comunicaba que las exportaciones habían crecido en términos de valor (dinero ingresado) un 4,7% en los primeros seis meses del año. Ahora bien, si las exportaciones subieron el 14,6% en el primer trimestre, en el segundo cayeron un 4%. Un giro que se agudiza cuando las exportaciones no se miden en ingresos, sino en volumen, pues se han vendido menos productos que hace un año. Es decir, menos, pero más caros. En volumen, las exportaciones aumentaron un 3,5% en el primer trimestre, pero en el conjunto del semestre descendieron el 2,2% respecto al mismo periodo de 2022.

Menor actividad empresarial

La caída en la actividad es otro indicador que denota la ralentización de la economía. La cifra de negocio del conjunto de la economía, indicador que proporciona el INE, creció un 7,3% entre enero y marzo, y entre abril y junio se daba la vuelta con un descenso del 4%. Los servicios sustentan la economía, pues según contabilidad nacional pasaron de un cero en el primer trimestre a un aumento del 1% trimestral en el segundo. Igualmente, y de forma sorprendente por la caída de la venta de viviendas, la construcción mantiene buenos ritmos, un 2,4% trimestral en el primer trimestre y un 2,8% en el segundo. No obstante, los expertos señalan que este sector reacciona más lentamente, pues las casas tardan como mínimo 18 meses en construirse, por lo que la actividad se arrastra varios meses.

Los sectores peor parados son la agricultura, con cosechas más pobres por la sequía, que aumentó el 4,2% entre enero y marzo, pero recogió un profundo descenso del 8,4% en el segundo. Y especialmente la industria, que pasa de crecer el 1% en el primer trimestre a una bajada del 1,6% en el segundo. Una tendencia que se deja notar en las estadísticas mensuales de producción industrial del INE que arrojan una caída media del 2,8% en el segundo trimestre, cuando en el primero todavía registraba aumentos del 5,4%.

Vivienda y empleo

Los intentos de los bancos centrales, subiendo los tipos de interés, de enfriar el consumo han lastrado el mercado de la vivienda y la solicitud de hipotecas. En marzo de 2022, las ventas de casas crecían un 17,6% interanual; en octubre entraron en números rojos con una caída del 3,8%, que se ha agudizado a un 14,5% en junio. En paralelo, las hipotecas crecían un 16,3% en abril de 2022 y en diciembre entraron en negativo, con un descenso del 11,7%, que ha ido subiendo hasta caer el 21,4% en junio, según el registro de los notarios.

Este debilitamiento en la economía ha dejado huella en el empleo, pues aunque todavía se crean puestos de trabajo, los ritmos se han ralentizado de forma abrupta entre mayo y julio, aunque la fortaleza en el primer cuatrimestre ha permitido uno de los mejores periodos en afiliación de la historia. Así, en los siete primeros meses de 2023 se han creado 464.350 puestos de trabajo, superior a los 402.662 de 2022 y los 454.045 de 2021. Pero si en los cuatro primeros meses de este año se generaron 420.350 empleos, el crecimiento cae a 44.049 entre mayo y julio, en contraste con los más 101.000 puestos de esos tres meses de 2022.

Previsión para final de año

Un debilitamiento que continuará en la segunda parte del año. Con el foco puesto en las exportaciones, Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores, considera que los datos del primer trimestre “no son buenos, pero no son un desastre” y recuerda que los casi 200.000 millones de euros ingresados por las exportaciones en estos seis meses, “son un récord”. No obstante, incide en la preocupación por la caída de las ventas en volumen, algo que en su opinión se mantendrá en la segunda parte del año, por lo que pronostica que en el conjunto de 2023, se exportarán menos productos que en 2022, en torno a un 2% de caída.

En términos de valor, Bonet considera que el pronóstico es más difícil, pues dependerá de si se mantienen los precios a los que se ha exportado en la primera parte del año, un 7,1% más que en 2022, frente a un aumento del 2,2% en el precio de las importaciones. “No es posible que los precios sigan creciendo a estos ritmos”, señala, por lo que cree que es posible que en el conjunto del año, se produzca un descenso de las exportaciones también en valor. En cualquier caso, reseña que el descenso se explica en el debilitamiento de la economía mundial, por lo que considera que el comercio global sufrirá también una caída. Y especialmente preocupante es el comportamiento de economías comunitarias como Alemania, segundo cliente de España, y Francia, primero.

Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, señala la demanda externa como una de las dos grandes preocupaciones para el segundo semestre, pues ha tirado del PIB en los últimos trimestres. No obstante, a pesar de un descenso en el comercio global, señala que España mantiene un plus de competitividad en sus exportaciones frente a otros países comunitarios. Y muestra también preocupación por la evolución de la crisis de China. El otro factor negativo es la evolución de la política monetaria y considera plausible al menos una subida más el próximo mes. En cualquier caso, los tipos ya están altos y se está dejando notar en el consumo, pues las familias hipotecadas han visto mermado su poder adquisitivo. Una merma que ya vienen padeciendo todos los hogares por la alta y prolongada inflación.

En este sentido, sin embargo, Torres se muestra optimista, pues la contención permitirá, gracias a unos mayores incrementos salariales en el entorno del 4%, una ganancia de poder adquisitivo, aunque reconoce, muy modesta. En términos netos, desde Funcas opinan que el crecimiento en la segunda parte del año va a ser reducido, del 0,2% en el tercer trimestre y un 0 en el cuarto, con el consumo creciendo un 0,5% y un 0,3% respectivamente. La media del panel de los principales gabinetes de coyuntura españoles estima el crecimiento en el 0,1% y el 0,2% para el tercer y cuarto trimestre. En cualquier caso, se desestima una recesión, algo que no se descarta para Alemania y otras economías comunitarias.

El Economista Jefe de Madrid de BBVA Research, Miguel Cardoso, se muestra algo más optimista con los datos que manejan hasta el 15 de mayo y apuesta por mantener en este trimestre el ritmo del segundo y crecer un 0,4%. Coincide en la debilidad del sector exterior y señala que el consumo de los extranjeros en España con tarjetas de crédito se ha ralentizado, aunque lo considera comprensible, pues se ha tocado máximo en el gasto diario. Y sobre las exportaciones de bienes, incide en la atonía, incluyendo el automóvil que ha salvado el primer semestre.

Apuesta por la demanda interna que está mostrando un mayor dinamismo tras unos primeros meses del año malos. En este sentido, reseña que el gasto en turismo de los españoles, tanto fuera como dentro de España, se está comportando bien. Sin embargo, considera difícil mantener el optimismo con el consumo de los hogares en el último trimestre del año, pues hay demasiadas incógnitas como la evolución de los tipo de interés y el comportamiento de la inflación que iniciará un repunte en la última parte del año por un efecto base (comparación con los mismos meses del año pasado cuando se inició el descenso de los precios). Su pronóstico es que el IPC cierre el año entre un 3,5 y un 4% de subida interanual.

Creación de empleo

Sobre el empleo, Cardoso cree que aunque a menor ritmo, seguirá creciendo en la última parte del año, aunque reseña que en algunos sectores ya hay problemas para contratar; de hecho, señala que el 70% del empleo creado se ha cubierto con inmigrantes. No obstante, no cree que se produzca una falta de mano de obra, aunque quizá a costa de mayores salarios, y piensa que si el año cierra con una creación de medio millón de empleos -niveles de julio- sería una buena noticia, aunque no descarta superar los 600.000.

Raúl Mínguez, director del servicio de estudios de Cámara de España, estima que el mercado de trabajo mantenga la solidez alcanzada en los últimos meses gracias principalmente a los servicios, aunque esta tendencia podría ralentizarse. Sobre el conjunto de la economía, considera que “ha mantenido el tono dinámico durante la primera mitad del año y es de esperar que, si bien seguirá conservando el pulso en los próximos meses, esta evolución se modere gradualmente. Todo ello, en un entorno internacional inestable y un contexto nacional marcado, al menos en el corto plazo, por la incertidumbre política tras las elecciones del 23-J”.

Mínguez explica la desaceleración moderada en gran parte por la contención del sector exterior, “hasta hace poco uno de los grandes responsables del crecimiento”. Una tendencia que, en su opinión, continuará debido a la situación de algunos socios europeos como Alemania. Pero considera que el comportamiento del sector exterior será previsiblemente “contrarrestado en parte por la demanda interna, que ha aumentado en los últimos meses, por el tirón de los servicios, especialmente turísticos. No obstante, la inflación persistente y el endurecimiento de las condiciones monetarias influirán sobre la capacidad adquisitiva y los proyectos inversores”.