El Fondo Monetario Internacional ha proclamado este martes a la economía española como la gran locomotora del crecimiento en la zona euro, con una proyección revisada al alza que la sitúa en una trayectoria de crecimiento casi tres veces superior a la de sus principales socios continentales.
Las últimas previsiones apuntan a una expansión del Producto Interior Bruto (PIB) del 2,9% para 2025, una cifra que representa una mejora sustancial de cuatro décimas respecto a los pronósticos del pasado julio y que consolida al país como el destino más dinámico entre las grandes potencias de la moneda única. El panorama que dibuja el informe semestral del organismo internacional presidido por Kristalina Georgieva refleja un continente profundamente dividido.
Mientras España aprueba con nota alta en crecimiento, las otras tres economías fundamentales de la eurozona presentan un pulmón económico notablemente más débil. Alemania, tradicional motor industrial del bloque, se conformará con un tímido 0,2% de expansión el próximo año. Francia, por su parte, alcanzará un 0,5%, e Italia un 0,7%. La media de la zona euro se situará en un modesto 1,2%, una distancia abismal respecto al vigor español que evidencia el éxito de las políticas económicas aplicadas en la Península. "España no solo crece a un ritmo excepcional para los estándares europeos, sino que lo hace a un nivel que rivaliza con la media global del 3,2%", señala el economista jefe del FMI para Europa.
La perspectiva a medio plazo sigue siendo favorable, con una proyección del 2% de crecimiento para 2026, también revisada al alza en dos décimas. Sin embargo, este cuadro idílico presenta importantes claroscuros que amenazan la sostenibilidad del modelo. El indicador más preocupante sigue siendo la tasa de paro, que se mantendrá como la más elevada de toda la Unión Europea, con un 10,8% previsto para 2025 y un 10,7% para 2026.
Estas cifras, aunque reflejan una mejora progresiva, suponen una carga social y económica que lastra el potencial de crecimiento a largo plazo. El déficit público se situará en el 2,7% en 2025 y el 2,6% en 2026, por debajo del umbral del 3% marcado por Bruselas. Este escenario de disciplina fiscal convive con una mejora del poder adquisitivo de los ciudadanos, que aumentará un 1,6% este año y un 0,8% el próximo, alimentando un ciclo virtuoso de consumo y crecimiento.
El informe del FMI trasciende el ámbito europeo para analizar la economía global, que muestra una resistencia inesperada ante el aumento de las tensiones comerciales. El organismo ha revisado al alza en dos décimas el crecimiento mundial para 2025, situándolo en el 3,2%, gracias al impacto "menor de lo esperado" de los aranceles impulsados principalmente por la administración del presidente estadounidense, Donald Trump. No obstante, la organización alerta que esta aparente calma podría ser efímera. "Los aranceles se encuentran muy lejos de los niveles de 2024", advierte el texto, "y la incertidumbre comercial se mantiene elevada". Como prueba de ello, el informe señala una estabilización de la inflación "ligeramente por encima de los objetivos de los bancos centrales" y unas expectativas de precios "aún frágiles".
En un apartado especialmente crítico, el FMI destaca el impacto negativo de las tensiones comerciales en el desarrollo global. La ayuda internacional al desarrollo cayó un 9% en 2024, y se espera que esta tendencia negativa continúe en 2025. Esta disminución afectará especialmente a los países en vías de desarrollo, ampliando la brecha económica entre las naciones ricas y pobres y poniendo en peligro los avances en la lucha contra la pobreza.
Mientras España celebra sus perspectivas económicas excepcionales, el informe del FMI sirve como recordatorio de que, en un mundo interconectado, el crecimiento sostenible requiere no solo cifras macroeconómicas sólidas, sino también una visión global que no deje a nadie atrás. El reto para Madrid será aprovechar este momento de bonanza para abordar sus debilidades estructurales y contribuir a un orden económico internacional más estable y equitativo.