Entre enero y septiembre de este año, se han apuntado 1.199.0135 trabajadores a las listas de empleo del SEPE para poder cobrar las prestaciones del paro contributivas y, de ellos, 251.138 tenían un contrato fijo discontinuo, el 21% del total. El año anterior, cuando ya estaba en vigor la reforma laboral -que ha potenciado esta modalidad contractual para sustituir a los contratos temporales-, el 15% de las altas en la modalidad contributiva (no se incluyen los distintos subsidios) fueron fijos discontinuos (casi 200.000 personas) en el mismo periodo. Antes de la reforma, es decir, de 2021 hacia atrás, las altas al SEPE de este tipo de asalariados rondaban entre el 8 y el 9%, con la excepción de 2020, donde el covid elevó a más de 6 millones las altas al sistema público de empleo, de las que el 2,8% tenían esta modalidad de trabajo discontinuo, según los datos del SEPE analizados por ON ECONOMIA.

La transformación legal del fijo discontinuo con la reforma laboral de finales de 2021 que, entre otras cosas, ha permitido a las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) emplear mediante este contrato con el objetivo de poner a los trabajadores a disposición de sus empresas clientes, ha generado una gran polémica política y académica. El Partido Popular y Vox han defendido que en realidad son temporales “con otro nombre”, y Fedea, el think tank económico, y otros economistas, han secundado la tesis. Pero la polémica no se ha derivado tanto del uso que se está haciendo de este tipo de contrato, sino por el hecho de que el SEPE no contabiliza como parados a aquellos fijos discontinuos que están cobrando la prestación durante sus periodos de inactividad. Desde el Ministerio de Trabajo se ha argumentado, y así se lleva haciendo desde 1984, que no se les puede considerar parados, pues mantienen en vigor sus contratos, aunque en sus periodos de inactividad pueden cobrar el desempleo. Tanto Fedea como el PP han insistido en que el fin último de la medida ha sido disminuir artificialmente el número de parados.

Las estadísticas, sin embargo, no son claras, a pesar de que el Ministerio de Trabajo del anterior gobierno de coalición, se comprometió a depurarlas para conocer más a fondo la situación de los fijos discontinuos que están cobrando la prestación. En principio, los 251.138 que se han apuntado al SEPE a lo largo de los tres primeros trimestres, pueden tener dos causas diferentes: una, que hayan sido despedidos como cualquier otro trabajador y, por tanto, se rompa la relación contractual. En este caso, sí deben ser contabilizados como pardos. La segunda, y la más frecuente, es que en los periodos de inactividad, aunque siguen manteniendo su contrato, como no cobran nómina, tienen derecho a la prestación de desempleo siempre que hayan acumulado los periodos mínimos que contempla la ley.

Lo cual es un problema para este tipo de trabajadores, pues han de sumar un mínimo de un año cotizado (a lo largo de los últimos seis años) para tener derecho a cobrar cuatro meses de paro. Pero si los agotan, tendrán que volver a juntar otros 360 días de cotización para tener nuevamente derecho a cuatro meses. Una obligación que es general para todos los trabajadores, al margen del contrato que disfruten, pero un indefinido puede haber sumado hasta seis años de cotización que le daría derecho a cobrar dos años de paro.

La prestación se establece según los días cotizado, con el siguiente plazo de prestación:

  • Desde 360 hasta 539 días cotizados: 120 días de prestación.
  • Desde 540 hasta 719 días cotizados: 180 días de prestación.
  • Desde 720 hasta 899 días cotizados: 240 días de prestación.
  • Desde 900 hasta 1.079 días cotizados: 300 días de prestación.
  • Desde 1.080 hasta 1.259 días cotizados: 360 días de prestación.
  • Desde 1.260 hasta 1.439 días cotizados: 420 días de prestación.
  • Desde 1.440 hasta 1.619 días cotizados: 480 días de prestación.
  • Desde 1.620 hasta 1.799 días cotizados: 540 días de prestación.
  • Desde 1.800 hasta 1.979 días cotizados: 600 días de prestación.
  • Desde 1.980 hasta 2.159 días cotizados: 660 días de prestación.
  • Desde 2.160 días cotizados: 720 días de prestación.

Beneficiarios

Lo que implica, que los periodos de paro de los fijos discontinuos sean más cortos que los de los indefinidos. Así se explica que, aunque los fijos discontinuos supongan ya el 21% de las nuevas altas al SEPE en los 9 primeros meses del año, entre los beneficiarios de cada mes, su porcentaje se reduzca. De media, en lo que va de 2023 cada mes había 794.501 trabajadores cobrando la prestación del paro, de los que 123.943, el 15,6%, eran fijos discontinuos, lo que supone el doble del periodo 2019-2017, con una media del 7%. El año pasado y el anterior pesaron el 10,5% de los beneficiarios de cada mes.

Tampoco está muy claro cuántos trabajadores hay realmente contratados como fijos discontinuos, pues los datos de afiliación solo contabilizan a estos trabajadores si están en su periodo de actividad, cuando los tiene en alta, y los elimina de sus listas, cuando están en sus periodos de inactividad. Aun así, se han triplicado desde la reforma laboral, pues en enero de 2022, la Seguridad Social contabilizó 370.783 y en octubre de este año 1.030.048. No obstante, las cifras oscilan en función del mes, ligado a los periodos de actividad de sectores como hostelería o educación, que concentran casi la mitad de los fijos discontinuos. Otro 14,5% están contratados por ETT, aunque tienen los mayores crecimientos. Pero, por hacerse una idea de la evolución, en octubre de 2022, los fijos discontinuos afiliados sumaban 969.850, unos 61.000 menos que en este mismo mes de 2023. No obstante, el nivel de crecimiento de este contrato está perdiendo fuerza, aunque podía ser un bache coyuntural.