El pequeño pueblo de Estamariu, con solo 134 habitantes en el Alt Urgell, vivió este viernes una jornada especial, una reivindicación de fuerza, creatividad y emprendimiento campesino. Bajo el título Ruralidad y urbanidad: un camino de ida y vuelta, la fundación Planes Corts, de la familia Planes fundadora de Fluidra, puso rostro y dio voz a los emprendedores del Pirineo, ante la atenta mirada de Eloi Planes, presidente ejecutivo de Fluidra, que después de abrir las jornadas reivindicando los "valores de payés" que han inspirado su liderazgo, quedó cautivado por los jóvenes emprendedores. "Ha superado las expectativas", reconocía después Planes.
Una influencer farmacéutica en Martinet de 29 años, un actor que abrió una escuela de teatro en La Seu d'Urgell, uno de los principales productores de madera de la región, un propietario de supermercado que se reinventa, una pareja de jóvenes granjeros que han venido del Maresme o una panadera de Terrassa demostraron que la actividad económica de los Pirineos está viva, es creativa y va mucho más allá de los tópicos.

Empresarios más consolidados como Sergi Sebastia, de maderas Sebastia, que factura 4,3 millones de euros anuales, y Joan Simon, propietario de los supermercados Dis.Seu, que factura 5,7, abrieron las jornadas demostrando la importancia de irse a estudiar fuera, a conocer mundo, para después volver con los conocimientos al territorio. Simon estudió negocios en Boston antes de volver a La Seu y la manera de entender los negocios le ha servido para reinventar los supermercados con una apuesta por la calidad y la creación reciente de platos preparados ante la falta de clientes en la compra común.
En cuanto a Sebastia, director comercial de maderas Sebastia, dio toda una demostración de conocimiento técnico del mundo de la madera y reivindicó el papel del sector como gestor ambiental, ya que los bosques descontrolados tienen más riesgo de incendio. "Nosotros somos agricultores, recolectamos árboles, pero la burocracia es muy elevada", alertó Sebastia, crítico también con una normativa europea que quiere limitar el número de árboles que se pueden talar. Sebastia defendió una inversión de 3 millones en una planta en la región que en otras zonas podría haber sido más barata. "Buscamos atraer gente joven que se marcha a estudiar fuera, porque tiene que marcharse, y después vuelve. La economía no se basa solo en el turismo. También tenemos y debemos tener ingenieros, arquitectos, debemos volver a hacer vino importando conocimientos", dijo. Y defendió el uso del pino silvestre del Pirineo en construcciones locales que a menudo utilizan abeto del centro de Europa.
"Es importante que haya empresas locales que dan trabajo a gente local", dijo Simon, que reivindicó que para 60 familias son "punto de partida de productores locales".
En la posterior mesa redonda, jóvenes emprendedores del Alt Urgell, algunos que regresan, otros que llegan por primera vez, y algunos con vínculos familiares en el territorio, explicaron su aventura de emprendimiento e innovación en el territorio.
Lena de Pons, además de regentar la farmacia de Martinet, es una influencer con más de 300.000 seguidores en Tiktok. Explicó algunos retos que se había encontrado "como el hecho de que hombres mayores tengan que explicar intimidades a una chica joven que es nueva en el pueblo" o el hecho de que a veces "falta estrés y a veces va bien", en el pueblo, aunque "el ritmo caribeño a veces es beneficioso para la salud", pero "a veces desespera". De Pons, además, ha aportado innovación como "una máquina de vending" aprovechando el hecho de que la farmacia se encuentra en medio de la carretera.
Bernat Font, un joven de 29 años que abrió con su pareja la Granja Cal Geroni en Villec, donde viven tres familias, explica que, aunque es del Maresme, sentía la llamada del Pirineo, de donde provenían sus padres, y que siempre había querido emprender aquí. Estudió ingeniería agrónoma y abrió una granja de cabras para vender leche, pero como está prohibido vender leche cruda a clientes comerciales, lo que hacen es venderla a queseros. No fue fácil encontrar clientes y "durante meses tuvimos que estar ordeñando cabras para tirar la leche", explica entre risas de toda la audiencia. Finalmente, lo consiguieron, y también ganan ingresos extra con la venta de cabritos, a los que darles el biberón fue también un trabajazo. Este año han facturado 170.000 euros con una producción de leche de entre 10.000 y 15.000 litros al mes, explica a ON ECONOMIA.
La cultura también puede ser una inspiración de emprendimiento y Joel Pla, nacido y criado en la Seu, fue a Barcelona a estudiar teatro porque siempre había querido ser actor y lo que se encontró no le gustó. "Eso de ir a conocer a este y a este otro para hacerse notar es algo que no me gustaba. Y me echaba mucho de menos", explica. Así que volvió al Pirineo y creó La Fanga, una escuela de teatro que ha hecho que haya más gente del territorio que apuesta por las artes escénicas. "Me fui en 2007 y hasta 2017 solo había dos personas que habían marchado de la Seu para estudiar teatro. Ahora ya hay ocho y es muy importante marcharse fuera para ver cómo se hacen las cosas en el mundo", dijo Pla.
Esta idea de marcharse del Pirineo y volver con los conocimientos adquiridos para aportar innovación al territorio planeó en todo momento por la jornada, y marcó también la idea de vínculo al territorio que Joan Planes tuvo. De hecho, impulsó con la Fundació Planes Corts una comunidad energética de autoconsumo que ya cuenta con 30 clientes en un pueblo de poco más de 100 habitantes, con el reto de devolverlo 100% sostenible cuando consigan el cable que conecte la planta de biometano que ya tienen en marcha (y que sirve para deshacerse de purines) a la red eléctrica mediante la cogeneración.
Esther Massana, que tenía una panadería en Terrassa, apostó por dejarlo todo y marcharse al Pirineo a pesar de los retos que se ha encontrado en la Fleca la Xata. "Nos cuesta encontrar algunos proveedores de harina y aprovechamos los viajes a Terrassa cuando vamos a hacer castillos para traerla", explicó.
La mayor parte de los asistentes reivindicaron una mejor interconexión del Pirineo y Pla recordó que "el Teatro Nacional de Cataluña lo pagamos todos los catalanes" y que, en cambio, para ir allí a ver una obra una persona del Alt Urgell tiene que gastar una buena cantidad de dinero. "Es nuestro derecho tener equipamientos culturales públicos", añadió.