El niño que desde los seis años ya ayudaba a los padres a cuidar la tierra y el ganado en Estamariu aún es Joan en su pueblo natal, del que nunca se ha desvinculado, por mucho que en Barcelona se lo conozca más como señor Planes. Joan Planes, fundador de Fluidra, empresa del Ibex-35 y uno de los líderes mundiales en fabricación de piscinas, ya hace siete que pasó el testigo del cargo como presidente ejecutivo a su hijo Eloi. Ahora, dedica gran parte de su tiempo y energía a dejar un legado en su tierra natal. Con la Fundación Planes Corts, que creó el año pasado, quiere convertir Estamariu y el pueblo vecino de Bescaran en los primeros municipios de Catalunya que funcionen plenamente con energías renovables. La energía fotovoltaica y el biogás (una planta que procesa residuos orgánicos) son las tecnologías escogidas para dar un impulso a estos pequeños pueblos, en las que más adelante se podría añadir una minicentral hidroeléctrica.

Ni una gota de combustible fósil se quemará para que los 208 vecinos (129 en Estamariu, 79 en Bescaran) vean la televisión, laven la ropa, cocinen la cena o iluminen los dos hoteles que hay en Estamariu. La Fundación arranca con una inversión de 1,2 millones de euros, con una subvención de 385.000 euros de los Planes de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PERTE) de la Unión Europea, que se tiene que ejecutar antes de finales de año. Para hacerlo posible se ha creado la Asociación Comunidad Energética del Alt Urgell–Vall del Port Negre, autorizada por el IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía). Así, los miembros de la comunidad se abastecerán de la energía procedente de las placas solares que se instalarán en algunas cubiertas de los dos pueblos y de la que se genere a partir de residuos orgánicos (como restos de comer o estiércol de vacas), que no solo dejarán de ser una molestia, sino que servirán para cubrir gran parte de las necesidades energéticas del valle.

"Para nosotros, la sostenibilidad es la transformación de recursos autóctonos en energía limpia para el autoconsumo, para que las personas que viven en el mundo rural puedan trabajar desde los pueblos en oficios relacionados con los el recursos naturales, o aprovechando las TIC, y que los proyectos que se generen se automantengan económicamente", explica a ON ECONOMIA Joan Planes, presidente de la Fundación, convencido de la "voluntad de fijar la población en los pueblos de montaña y de incrementar la calidad de vida de las personas que viven allí y trabajan". Para hacerlo, defiende, hay que establecer relaciones de colaboración con otras entidades, públicas y privadas.

Joan Planes, presidente de la fundación Planas Corts
Joan Planes, presidente de la Fundación Planes Corts.

Su hijo y actual presidente ejecutivo de Fluidra, Eloi Planes, recuerda que la pasión del padre por el agua nació con la observación del río de Bescaran, y que cincuenta años después este proyecto nace "basado en la innovación, la tecnología, la agricultura y la ganadería". "Estamos seguros de que el mundo rural tiene un potencial increíble y aporta una calidad de vida que ya es difícil de encontrar en las grandes ciudades", añade, mientras que la hermana, Eulàlia Planes, CEO de Dispur, brazo inversor de la familia, recuerda que esta está "estrechamente ligada a Estamariu". "Aparte de los vínculos emocionales, que existen, estamos convencidos de las potencialidades del mundo rural como reservorio de energía, alimentos y biodiversidad, y queremos contribuir a dinamizar la economía y preservar la identidad".

El proyecto cuenta con el visto bueno del Ayuntamiento de Estamariu, ha sido visitado por el subdelegado del Gobierno en Lleida y la Fundación ya empieza a hacer partícipes a los vecinos. Se prevé que se generen 640.000 kWh, de los cuales 540.000 del biogás y 100.000 las placas fotovoltaicas. En la zona, sin embargo, solo se necesitan 500.000, por lo cual la comunidad energética podrá vender el 10% de la energía que genere, con una previsión de ingresos anuales de 115.000 euros, mientras que el fertilizante extra que generará la planta de biogás podrá aportar 27.000 euros cada año.

Del biogás a los talleres

El biogás es una alternativa energética ecológica, la única que puede utilizarse tanto como eléctrica y térmica que no solo genera energía limpia con respecto a emisiones de CO2, sino que además captura las emisiones que generan los residuos ambientales y elimina los olores, combatiendo a la vez dos problemas ambientales, el energético y el de los residuos. La planta de biogás será la principal inversión del proyecto energético de la Fundación, con 1.029.816 euros del total. Se trata de una planta pequeña, que gestionará diez toneladas al día de estiércol y purines y codigestará una tonelada al día de residuo orgánico. Todo se convertirá en energía térmica y eléctrica y producirá al mismo tiempo un fertilizante de alta calidad. Las placas de autoconsumo costarán en torno a 189.000 euros.

Hay otros proyectos que ya se han puesto en marcha, como un obrador compartido de productos lácteos, donde se espera que los ganaderos y agricultores de la región puedan diversificar y potenciar su economía mediante la producción local. Y como la idea es la de generar empleo y dar formación tanto a gente local como a quien pueda estar interesado, desde la Fundación están impulsando talleres de diferentes oficios que se pueden hacer en el medio rural. El ciclo "Tastet d'Oficis" ofrece píldoras formativas que van desde la escritura hasta la cestería, pasando por la identificación y el aprovechamiento de plantas silvestres comestibles o la restauración de muebles. El primero de los talleres —para aprender a hacer queso— se celebró el 22 de enero y sirvió para calentar en el pueblo la idea del obrador compartido.

La fabricación de las instalaciones energéticas generará puestos de trabajo temporales, mientras que su mantenimiento creará algunos otros permanentes en una región con una tasa del 9,24% de paro. La Fundación espera que, con estos proyectos y el obrador, se dinamice la economía del pueblo y se fije una población que pronto podrá iluminarse, calentarse y entretenerse gracias a la energía generada, en gran parte, por el estiércol de sus vacas y otros residuos orgánicos.