La economía española presenta un panorama dual después del verano. Por un lado, la industria retrocede y vuelve a cifras negativas en su facturación, con caídas pronunciadas en sectores clave como la electrónica y el electrodoméstico. Por otro, el turismo y los servicios demuestran una robustez notable, con la ocupación turística alcanzando cifras históricas y el sector servicios encadenando diecisiete meses consecutivos de crecimiento.
Esta divergencia sectorial plantea retos complejos para la política económica en el último tramo del año. Según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la facturación industrial experimentó un descenso interanual del 1,6% durante el mes de agosto, un resultado especialmente preocupante si se compara con el incremento del 2,4% registrado en el mes de julio. Este retroceso pone fin a una breve etapa de recuperación que había comenzado en junio, cuando el sector empezó a mostrar signos positivos después de meses de contracción.
Los sectores más castigados presentan cifras alarmantes: la fabricación de componentes electrónicos se desploma un 24% interanual, los aparatos domésticos caen un 11,4% y la metalurgia reduce su facturación en un 10,2%. Estos datos reflejan las dificultades que enfrentan sectores intensivos en energía y materias primas, así como la debilidad de la demanda internacional. No obstante, el panorama no es uniformemente negativo. Algunos nichos industriales muestran un comportamiento excepcional: la construcción naval, ferroviaria, aeronáutica y de vehículos de combate experimenta un impresionante crecimiento del 50%, mientras que la industria del tabaco aumenta su facturación en un 37,9%.
El análisis por comunidades autónomas revela profundas divergencias. Mientras Extremadura (+6,5%), Madrid (+6,2%) e Islas Baleares (+5,3%) muestran crecimientos significativos en la facturación industrial, otras regiones experimentan importantes retrocesos: Andalucía (-7,8%), Euskadi (-7,6%) y Galicia (-6,6%). Los expertos señalan que esta disparidad refleja la especialización productiva de cada territorio y su capacidad para adaptarse a los nuevos contextos de demanda internacional y a los cambios en las cadenas globales de suministro.
En contraste con la debilidad industrial, el sector turístico sigue siendo el gran motor del empleo. Septiembre cerró con 2.925.229 afiliados a la Seguridad Social vinculados a actividades turísticas, cifra que representa un incremento del 2,2% respecto al mismo mes del año anterior y supone 62.998 nuevos ocupados.
Este volumen de ocupación turística representa ya el 13,5% del total de afiliados en todo el estado, una cifra que evidencia el peso creciente de este sector en el conjunto de la economía española. Todas las ramas turísticas registraron comportamientos positivos: la hostelería añadió 25.977 afiliados (repartidos casi a partes iguales entre servicios de alojamiento y servicios de comidas y bebidas), las agencias de viajes se incrementaron en 1.415 trabajadores, y las otras actividades turísticas sumaron 35.606 ocupados. Un indicador positivo es la mejora en la calidad de la ocupación turística. Los asalariados del sector, que representan el 82,6% del total, crecieron un 2,5% interanual, un ritmo superior a la media del sector. Estos datos sugieren una cierta formalización de las relaciones laborales en este ámbito.
Geográficamente, la ocupación turística avanzó en prácticamente todas las comunidades, con Andalucía liderando los incrementos absolutos (7.527 nuevos afiliados) y Canarias y la Comunidad Valenciana mostrando los mayores crecimientos relativos (2,6% y 2,5%, respectivamente). Completa este panorama dual el buen comportamiento del sector servicios en conjunto, que incrementó su facturación un 2,8% interanual en agosto, encadenando diecisiete meses consecutivos en territorio positivo.
El comercio creció un 3%, mientras que el resto de servicios lo hizo un 2,3%. Cuando se eliminan los efectos estacionales y de calendario, la facturación de los servicios muestra un comportamiento aún más sólido, con un avance interanual del 5,2% en agosto. Además, la tasa mensual registró un crecimiento del 0,1%, recuperándose del retroceso del 0,3% de julio.
Este conjunto de datos pinta un escenario económico complejo y fragmentado. Mientras la industria muestra signos de fatiga y vulnerabilidad ante los vientos en contra globales, los servicios y el turismo continúan actuando como pilares del empleo y la actividad económica. El reto para los próximos meses será si esta divergencia sectorial se mantiene o, por el contrario, la debilidad industrial acaba por contagiarse al resto de sectores. Los expertos alertan de que, a pesar de la resistencia del turismo, la salud de la industria sigue siendo crucial para la competitividad y el equilibrio territorial de la economía española a medio plazo.