El conflicto bélico en Oriente Próximo iniciado el pasado mes de octubre se sitúa ya “como el principal riesgo” para la actividad económica y la estabilidad del sistema financiero español, advierte el Banco de España. Sobre todo ahora que la guerra se ha recrudecido por el ataque de Iraq a Israel el pasado sábado con drones y misiles, e Israel ha prometido responder a la ofensiva, sin desvelar cuándo ni cómo.

Dado el peso que tiene el turismo en el PIB (supone casi el 13%) los distintos actores de la industria, como hoteleros, aerolíneas o agencias de viajes, empiezan a medir el impacto de la guerra, e indican que nuestro país debería estar preparado para recibir aún más visitantes este año. Si bien, España, puede atraer durante los próximos meses a aquellos turistas que tenían pensado viajar Israel, o hacia países como Egipto o Turquía, que están también en riesgo dada su proximidad geográfica con la zona de conflicto.

Desde Exceltur, la patronal turística, piden al ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, y a la nueva Secretaria de Estado de Turismo, Rosario Sánchez, "analizar, sin caer en falsas autocomplacencias, el crecimiento de una afluencia turística imprevista, por la seguridad que ofrece España ante potenciales desvíos por la escalada del conflicto en Oriente Medio".

Y es que, si ya se estaba debatiendo cómo hacer más sostenible el turismo en España, dada la masificación que se está viviendo (el año pasado recibimos el récord de 85 millones de visitantes) habría que valorar también ahora los riesgos de absorber a miles de visitantes más, y si el país está preparado.

Pues el presidente de Exceltur, José Luis Zoreda, asegura que los destinos vacacionales españoles pueden verse “favorecidos” frente a otros destinos competidores del Mediterráneo Oriental por su seguridad. En concreto, Canarias y Baleares.

También lo ven así desde la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). Su presidente, Javier Gándara, asegura que España, "se percibe como un destino seguro" como ya se ha visto con la guerra entre Rusia y Ucrania. Lo que puede provocar que el tráfico aéreo previsto para esas zonas se desvíe hacia aquí. Entre tanto, las aerolíneas empiezan a recuperar su actividad con Oriente Próximo. 

Hay que recordar que las compañías aéreas cancelaron en tromba sus operaciones a Tel Aviv, la capital israelí, cuando comenzó el conflicto militar en octubre. Pero algunas han ido reanudando sus operaciones en los primeros meses del año. Iberia Express, por ejemplo, recuperó sus vuelos el 1 de abril, y aunque tuvo que cancelarlos el fin de semana por el ataque de Iraq, vuelve a volar este miércoles. Actualmente, ofrece cuatro frecuencias semanales: lunes, miércoles, sábados y domingos.

También Air Europa canceló su vuelo entre Madrid y Tel Aviv el pasado domingo por el conflicto e inició un seguimiento y análisis de la situación. Pero solo un día después, la aerolínea reanudó los vuelos entre las dos capitales, aunque permanece atenta a las recomendaciones de las autoridades “para garantizar, en todo momento, la seguridad de la operativa y de los clientes”.

Otras compañías están siendo más estrictas. Vueling no ha reanudado los vuelos desde que estalló el conflicto en octubre, al igual que Ryanair, que ha cifrado en hasta 950 los vuelos que ha dejado de operar cada mes por el conflicto entre Israel y gaza. Ambas esperan recuperar las operaciones “previsiblemente” en junio. Mientras que EasyJet ha confirmado que va a extender la suspensión de vuelos hasta finales octubre.

En las operaciones con origen o destino España, “el impacto es limitado”, desvela el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas. Los vuelos hacia Israel y las zonas limítrofes apenas suponen el 0,2% del total de vuelos en España.

Sin embargo, “siempre hay impactos indirectos”, y en lo que aviación se refiere podría verse un incremento del precio del combustible (que ya está al alza) y un deterioro de la situación económica, que mermaría aún más la capacidad adquisitiva de los hogares. A lo que se suma también la percepción de inseguridad de los ciudadanos, que puede hacer que la gente “no quiera viajar”.

Subida del petróleo y de los precios

Por otra parte, la industria turística teme que los precios del petróleo suban y encarezcan los billetes de avión, lo que se traduciría en una menor demanda en los próximos meses.  

Tras la fuerte subida de 2022, cuando estalló el conflicto en Rusia y Ucrania, los precios del crudo se habían moderado y los desplazamientos turísticos en avión, mejoraron. Pero de nuevo, el petróleo “puede verse alterado por el desarrollo del conflicto bélico en Oriente Próximo”, apuntan desde Exceltur.

La patronal turística recuerda que la previsión de precios del combustible era de 79,8 dólares el barril, de media, este 2024 frente a los 83,7 dólares de 2023 o los 100,9 dólares de 2022, según datos de la EIA (Energy Information Administration).

Pero la escalada del conflicto durante el fin de semana ya ha llevado el Brent y el West Texas a los 90 y 86 dólares, respectivamente. Lo que va a "condicionar" las coberturas negociadas por las compañías de transporte de pasajeros.

Sobre los precios, en general, también advierte el Banco de España, que en su último informe de Estabilidad Financiera recuerda que el conflicto en Oriente Próximo ha afectado “de forma destacada” al tráfico marítimo a través del mar Rojo. Y advierte que un mayor agravamiento podría dar lugar a un incremento de los precios de las materias primas y de los costes de transporte, un deterioro de los cuellos de botella y una mayor fragmentación comercial y financiera, con efectos adversos sobre la actividad y la inflación globales.