En España, Hacienda saca más dinero con los impuestos indirectos que gravan el consumo (principalmente el IVA y los impuestos especiales, aunque también los de producción que se repercuten al cliente), que con los directos que gravan la renta, cuya campaña ha empezado esta semana, ya sea de las personas físicas (salarios y pensiones) o de las empresas (beneficios), según las estadísticas de la Comisión Europea. Lo que, según los expertos, supone una injusticia social, como señala Carlos Cruzado, pues los impuestos indirectos, que gravan las compras, son igual para todos, pues ricos y pobres pagan el mismo impuesto por una botella de aceite o un litro de diésel. Sin embargo, los impuestos directos, los que gravan los rendimientos que hemos obtenido con nuestro trabajo, son progresivos: es decir, pagan porcentualmente más, los que más ganan.

Así, de cada 100 euros que se recaudan en España (por impuestos o cotizaciones sociales), 28,7 euros proceden de los impuestos directos, 1,2 euros por debajo de la media de la eurozona; mientras que en el caso de los indirectos, España obtiene 27,6 euros, 0,4 euros más que la media europea. Los impuestos que gravan el capital aportan en España algo más, 1 euro frente a 0,7 euros en la zona euro. Y en contra de lo que sustentan algunos colectivos, incluyendo los empresarios, del montante de lo recaudado por el Estado, las cotizaciones sociales suponen 31,4 euros del total en España, inferior a los 31,7 euros en el conjunto de los países que comparten el euro, según Eurostat.

Aunque la casuística es muy diferente dependiendo de cada país, se puede concluir que en España el sistema fiscal favorece ligeramente a los ricos sobre los pobres, a diferencia de lo que opinan los españoles. El barómetro Opiniones y actitudes fiscales de los españoles en 2022 elaborado por el Instituto de Estudios Fiscales (IEF) mediante encuestas, detecta que una mayoría considera que el IVA es el impuesto que aporta mayor recaudación, por encima del IRPF, y es al contrario: en 2022, según Eurostat, el impuesto de la renta generó el 24% del total de los ingresos y el de valor añadido el 18,3%.

¿Más impuestos?

No es el único tópico sobre los impuestos. El barómetro concluye que los españoles piensan que en España se pagan más impuestos y se reciben peores servicios que en el conjunto de la Unión Europea. Así, el informe reseña que, a pesar de que muchos españoles no saben muy bien cómo funciona la fiscalidad en Europa, es mayoritaria la opinión de que “la relación entre los impuestos que se pagan y los servicios y prestaciones que se reciben en España es peor que la existente en otros países de la UE”, aunque se consolida el descenso experimentado desde 2020 en relación con esta opinión.

Así, casi la mitad de los encuestados cree que la relación entre los impuestos que pagan y los servicios que reciben es peor que en otros países de la Unión Europea; un 28% que igual y un 17% que mejor. Por este motivo, una mayoría de los españoles apuesta por subir los impuestos para mejorar los servicios y las prestaciones, frente a una bajada, si implica un empeoramiento de los servicios y prestaciones públicos.

Pues bien, los datos de la Comisión Europea son contundentes: en España se pagan menos impuestos que en la media de la Unión Europea. La Comisión Europea, a través de Eurostat (equivalente al INE español), hace un ranking comparativo de la presión fiscal de cada país; es decir, cuanto supone todo el dinero que se recauda por los distintos impuestos y tasas (sean del Estado, de las comunidades autónomas o de la administración local), más las cotizaciones sociales que se abonan a la Seguridad Social. Pues bien, los datos ponen de manifiesto que en España se paga menos que en la media de los países de la Unión Europea, y a distancia de los países más avanzados. El último dato, de 2022, apunta que en España la presión fiscal fue del 38,3% (de cada 100 euros que se producen, 38,3 euros van a pagar impuestos y cotizaciones sociales), mientras que en el conjunto de la Unión Europea fue del 41,2% y, algo superior, un 41,9% si nos comparamos con los 20 países que comparten el euro.

Si bien es cierto que España, que partía de niveles muy inferiores, es el país de la Unión Europea en el que la presión fiscal más ha subido. De cada 100 euros recaudados por las administraciones, en 2022 ha aumentado en España 2,9 euros respecto a 2019; cuando la media de la eurozona ha crecido medio euro y en el conjunto de la Unión Europea, 20 céntimos. No obstante, los países que más han crecido son aquellos con presiones fiscales más reducidas, como Chipre (2,3 euros), Lituania (1,4 euros), Portugal (1,3 euros), y Grecia (1,2 euros). Aunque también han crecido por encima de la media Francia, Alemania, Finlandia e Italia, que sube como la zona euro, aunque todos por debajo del euro.

Comparativa con Italia

Otra comparativa que demuestra la progresividad (y justicia) del sistema fiscal de cada país es el potencial recaudatorio de los distintos impuestos y las cotizaciones sociales. Por ejemplo, en España, los dos grandes impuestos indirectos aportan el 22,8% del total de los ingresos públicos, el 18,3% el IVA y un 4,5% los impuestos especiales. En cambio, en Italia, los indirectos se reducen al 21,3%, el 16,6% el IVA y un 4,7% los especiales.

En referencia a los directos -los que aportan una mayor justicia fiscal-, los dos grandes impuestos suman en España un 31,1% —24% el de renta y un 7,1% el de sociedades—, por un 33,4% en Italia —27,1% el de renta y un 6,3% el de sociedades. No obstante, en España  el impuesto de sociedades aporta en porcentaje al PIB, menos que en la media comunitaria, según un reciente informe del Instituto de Estudios Económicos. Respecto a las cotizaciones sociales, en España supusieron el 12,6% del PIB de 2022 y en Italia el 13,2%. De hecho, España está por debajo de la media de la UE (14,4%) y de la zona euro (15,7%) y lejos del 25% del PIB francés, del 16,1% del alemán, y del 13,7% del belga.