El Producto Interior Bruto (PIB) de Catalunya registró un incremento interanual del 2,7% durante el segundo trimestre del año, según los datos definitivos publicados este lunes por el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat). Esta cifra, todavía robusta, supone un refinamiento a la baja con respecto al avance del 2,8% que el organismo estadístico había proyectado a finales de julio, y sitúa el crecimiento económico catalán una décima por debajo de la media de la España (2,8%), manteniéndose claramente por delante del ritmo de la zona euro, que se quedó en un 1,6%.

El análisis de la evolución trimestral, considerado un mejor termómetro de la salud económica inmediata, revela una cierta ralentización en el dinamismo. La economía catalana avanzó un 0,6% entre abril y junio con respecto a los tres meses previos (enero-marzo). Este ritmo representa una desaceleración de una décima con respecto al crecimiento trimestral experimentado en el conjunto del Estado, que fue del 0,7%. Los detalles del informe del Idescat desglosan las fuerzas que impulsan la economía. El crecimiento encuentra su principal punto de apoyo en la solidez de la demanda interna, que es el conjunto de gastos realizados por residentes (tanto familias como empresas). Este agregado experimentó un sólido incremento del 3,7% en términos interanuales, convirtiéndose así en el pilar fundamental del PIB.

Dentro de esta demanda interna, dos componentes destacan por su especial vitalidad:

-La formación bruta de capital. Presentó un comportamiento excepcional, con un vigoroso crecimiento del 5,9%. Esta cifra refleja un incremento en las inversiones en activos materiales, como maquinaria, equipamientos y construcción, indicando un cierto optimismo del tejido empresarial catalán con respecto a las perspectivas futuras.

-El consumo de los hogares: Las familias catalanas mantuvieron un nivel de gasto sostenido, con un aumento del 3,5% con respecto al segundo trimestre del año anterior. Estos datos sugieren una cierta confianza del consumidor y resiliencia delante del escenario económico global.

Estos datos sitúan Catalunya en una posición de crecimiento sólido, aunque con signos de una posible moderación en el ritmo de expansión en los próximos meses. La ligera revisión a la baja de las previsiones y el menor crecimiento intertrimestral con respecto a la España indican que la economía catalana podría estar entrando en una fase de normalización después de periodos de recuperación más intensa. No obstante, la fortaleza de la demanda interna, especialmente de la inversión, actúa como un potente contrapeso que ofrece razones para el cauto optimismo en la evolución económica a corto y medio plazo.

Por su parte, el panel de Funcas ha revisado dos décimas al alza la previsión de crecimiento para la economía española este año, hasta el 2,6%, después de que el aumento del PIB se situara en el 0,7% en el segundo trimestre, dos más del esperado, de acuerdo con los datos publicados por el INE hace unos días. Las previsiones de crecimiento intertrimestral se sitúan en el 0,5% para el resto del año. Con respecto a la composición del crecimiento, la demanda interna aportará 2,9 puntos -cuatro décimas más que en la anterior previsión- mientras que el sector exterior restará tres décimas delante a -0,1 puntos porcentuales del panel de julio. De cara al 2026, Funcas espera un crecimiento del PIB del 2%.