El dinero negro es una lacra económica que los gobiernos combaten con más leyes, más persecución y una fiscalidad que, si se pasa de la raya, también puede provocar el efecto contrario. A pesar de todo, más allá de las medidas, la verdadera herramienta que está combatiendo el dinero negro es la era digital. Esta, se ha reforzado con los nuevos hábitos de compra y consumo donde el auge de las tarjetas bancarias contrapone los pagos en efectivo.

A grandes rasgos, esta es una tendencia a analizar, pero también hay que poner el foco donde todavía perdura. ON ECONOMIA ha consultado con diferentes gestores que coinciden con esta premisa, pero también subrayan cómo el tercer sector es quien "más ha sufrido la drástica tendencia a la baja del dinero negro".

De los restaurantes a la construcción

Así pues, sectores tradicionalmente con mucha permeabilidad en el dinero negro, como la restauración o los centros de belleza o peluquerías, ha disminuido de forma drástica con un marcado acento posterior a la pandemia de la covid. Otra derivada son las propinas que han bajado drásticamente y, a diferencia de otros países como Estados Unidos, en España no son obligatorias. Por el contrario, encontramos otros sectores donde el arraigo del dinero negro se ha configurado como una especie de tradición que es más difícil bajar su porcentaje. En este campo, podemos incluir el de la construcción, los talleres de reparaciones o, incluso, el sector de la industria textil, todavía con un legado intenso en Catalunya, según fuentes consultadas por ON ECONOMIA que quieren mantener el anonimato.

Los cambios fiscales

A causa de su procedencia ilícita, es imposible hacer un cálculo exacto sobre la cantidad de dinero negro que se mueve en la economía. Eso sí, los expertos han hecho cálculos y hay que llegan a afirmar que podría suponer un 25% del PIB español. Los expertos coinciden con que las recientes amnistías fiscales "han sido insuficiente para acabar con el fraude". Esta iniciativa fue una de las últimas del ejecutivo de Mariano Rajoy para que este dinero volviera a las vías legales y solo consiguieron aflorar 40.000 millones de euros, mucho menos de lo que se había previsto inicialmente. Posteriormente, las ayudas para acceder a los ERTE del gobierno de Pedro Sánchez en pleno coronavirus, también afloraron el sentimiento de ser más legal. La histórica discrepancia entre el número de afiliados a la Seguridad Social y los ocupados que así lo admiten a la Encuesta de Población Activa (EPA) se ha ido reduciendo en los últimos años. Es decir, que coinciden las cifras de los registros de afiliados con las que declaran esta misma situación personal delante de una muestra del INE.

A pesar de todo, la economía sumergida sigue teniendo mucho peso en nuestro país. Según las estimaciones del sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), la actividad informal podría suponer entre el 17,7% y el 18,1% del PIB español actuales. Hablaríamos de entre 235.000 y 240.000 millones de euros circulando a la sombra. Además, advierten que España es el país del Sur de Europa donde más ha aumentado el flujo de dinero fuera de las vías oficiales.

Por sectores, edad y zonas

Los principales motivos que aducen estas personas para cobrar en 'B' es que tienen un sueldo que necesitan completar (38%), que las empresas no les dan otra opción (37%) o que no quieren pagar impuestos porque los consideran desproporcionados. También hay un pequeño porcentaje (8%) que lo hace porque no quieren perder la prestación de desempleo. Estas son algunas de las conclusiones que el sindicato quiere subrayar para no marcar o señalar a ningún sector en concreto.

InfoJobs también observa que es una tendencia asentada entre los más jóvenes, ya que uno de cada tres (32%) de los encuestados en la horquilla de edad de 16 a 24 años dice haber percibido dinero en 'B' por su trabajo en los últimos dos años. Sin embargo, el porcentaje decrece con la edad, hasta llegar a nada más un 5% entre los mayores de 54 años. El estudio especifica que al 8% de los jóvenes que ingresan dinero 'negro' lo hace por la realización de horas extra o por la realización de trabajos secundarios. Y si atendemos el nivel de ingresos, vemos que los trabajadores que ganan menos de 1.000 euros son los que reciben ingresos en B más (19% de los encuestados), por delante de los que cobran entre 1.001 euros y 1.500 euros mensuales (13%).

Así pues, la radiografía final se puede hacer desde diferentes prismas. En último término, si atendemos los territorios, también hay notables diferencias. La comunidad autónoma donde más se transige con respecto a cobrar a 'B' es Andalucía (33% de los encuestados), mientras que el País Vasco está en el extremo opuesto (24%).