Según la Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI), comer fuera de casa cuesta una media de 217 euros mensuales. El gasto principal sale de los menús y, de hecho, un 58% de los encuestados admite que el gasto se va de forma íntegra en este concepto, mientras que tan solo un 4% lo admite hacerlo por carta. La tendencia se da en las grandes ciudades y, por el contrario, el consumo de comida fuera disminuye de forma drástica en ciudades más pequeñas como Toledo, Cáceres, La Rioja o Santander. A pesar de todo, las diferencias de precio para calcular nuestro ahorro también vienen marcadas por el coste económico de las ciudades: Madrid y Barcelona se alzan hasta los 280 euros por término medio mensual, por el contrario, Cádiz tan solo llega a los 180 euros.

Normas aconsejables

Un método para ponerse manos a la obra en este aspecto es aplicar la regla del 50/20/30. El 50% para los gastos más básicos, el 20% para ahorros y el 30% para los gastos personales. Esta regla se empieza a aplicar a diferentes países, como los Estados Unidos, siendo un hábito frecuente a la hora de distribuir los ingresos de cada uno, y aquí te revelaremos como hacer la práctica en tu día a día. Se trata de una regla cada vez más extendida y con más aceptación, ya que es una forma increíblemente sencilla de ahorrar, puesto que te permite conocer los gastos en todo momento, y saber cuánto dinero dedicas a ahorrar. Esta "bolsa de necesidad" de la cual tiras cuando surge algún problema. Cuando quieres ahorrar, la primera pregunta que te viene al frente es: ¿Cómo hacerlo? Muchas veces ni siquiera sabes por donde se te van el dinero y, por lo tanto, es vital una buena organización y control de tus gastos. Hay varias aplicaciones que ya sacan jugo del interés por tener un Excel mental de control cada vez más perfecto. En esta norma, la comida se incluye en el 50% y, teniendo en cuenta que es el porcentaje más alto, la justificación de reducir la tradición de comida fuera es más que necesaria.

Otra base para poder irrumpir en este control de consumo es aplicar el reto de las 52 semanas. Es una técnica muy popular en los Estados Unidos. Consiste en ahorrar durante las 52 semanas que tiene el año. Pero la cantidad de dinero varía en función de la semana. Según este método hay que ahorrar el número de euros que corresponden con la semana en que nos encontramos. Es decir, la primera semana ahorraremos un euro, la segunda dos euros, la semana décima, 10 euros, y así progresivamente gasta llegar a la semana 52. El dinero máximo de ahorro a la semana no superará los 52 euros. Si lo conseguimos, al final del año habremos conseguido una cifra total de 1.378 euros. El principio básico de las finanzas es aquel en que se restan los gastos de los ingresos. El resultado es el dinero con qué realmente cuentas para vivir y para ahorrar. No obstante, para que el ahorro sea más eficaz es preferible cambiar el orden de los términos, de manera que la cuenta matemática quede de la manera siguiente: Ingresos – Ahorro = Gastos. Si desde un primer momento destinas un porcentaje de dinero al ahorro, dispondrás de menos cantidad para el gasto. Eso quiere decir que gastarás menos y que harás un uso más rentable de tus ingresos. Se trata de hacer una especie de dieta económica y también de consumo.

¿Conoces el entorno actual?

Más allá de nuestra autorregulación, podemos optar por seguir consumiendo fuera, pero con herramientas. A no ser que tengamos muy claro qué establecimiento queremos probar, la primera de las opciones es buscar restaurantes que participen en programas de descuento o que tengan alguna promoción activada en plataformas como El Tenedor o Atrápalo. Estas ofertas se encuentran sobre todo en línea, también en las redes sociales de los mismos restaurantes. Asimismo, también hay aplicaciones que permiten comprar barata la comida que sobra de los restaurantes, como Too good to go, que salva la comida del despilfarro alimentario con interesantes precios, y otra iniciativa similar We save eat. Una vez en el restaurante, hay que informarse de si tienen sugerencias del día, que, basados en productos de temporada, pueden tener precios más interesantes que los platos menos estacionales. Un aguacate de importación siempre será menos económico que un espárrago de margen, por ejemplo. También hay que fijarse si en el restaurante tienen fórmulas agrupadas que hagan más económico alguna cosa que igualmente pediríamos. Por ejemplo, está muy de moda la fórmula francesa de las ostras que, por|para menos de 10€, agrupa dos copas de cava y dos ostras.

Para acabar, cuando la comida sea en grupo, se puede evitar la multiplicación del gasto escogiendo restaurantes tipo wok o buffet libre, aunque en estos es esencial tener claro el coste de la bebida, que suele ir aparte. Hay bufetes de todo tipo y son especialmente recomendados para los más golosos y comedores; también para niños que no se acaban el plato. En caso de ser un grupo o familia muy numerosa, resulta de mayor ayuda hablar previamente con el restaurante y pactar un menú de grupo, aclarando todo lo que entra y los extras que suponen sobrepasarse, por ejemplo, con el pan o el vino. Siempre será más económico un poco cerrado que un menú a la carta. Las comidas de ocio son los licores finales, especialmente de los chupitos en un momento en que ya se ha bajado la guardia. La confusión de si los chupitos van a cuenta de casa o cliente suele dejar más de un malentendido sobre la mesa. Preguntar a cargo de quién corren, y en caso de pagarse, el precio, puede evitar voluminosas e inesperadas facturas finales.