Esta es la pregunta clave para los que están endeudados y ven cómo sus préstamos y créditos se encarecen al ritmo de las subidas de tipos de los bancos centrales. Sus deseos se han visto frustrados en las últimas semanas ante los malos datos de inflación subyacente conocidos en Estados Unidos y en la Eurozona. Rápidamente, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y la presidenta del Banco Central Europeo (BCE) han hablado de nuevas subidas del precio del dinero y durante un periodo de tiempo más prolongado. Las próximas citas para modificar el precio del dinero son el 16 de marzo para el BCE y el 22 de marzo para la Fed y ambas citas se prevé un alza de medio punto. Hace solo un par de semanas se barajaban aumento de solo un cuarto de punto. 

Estas declaraciones han influido en los mercados de futuros donde se negocian los tipos a distintos plazos. En el caso de los futuros de los fondos federales de Estados Unidos, el nivel máximo se alcanzaría en octubre de este año en el 5,6% (actualmente el precio del dinero está en el 4,75%), mientras que el BCE tocará techo también en octubre en el 4,08% (ahora en el 3%). Ignacio Cantos, socio y responsable de análisis de atl Capital considera que esos niveles máximos se mantendrán, al menos, hasta final del año. Por tanto, hasta 2024 no se podría esperar un descenso de las rentabilidades. “Los niveles a futuro que marcan los derivados creo que aún no reflejan las últimas declaraciones de Jerome Powell sobre el endurecimiento de la política monetaria. Por eso, espero que sigan altos al menos hasta febrero de 2024, salvo que las economías entrasen en recesión en el tercer trimestre de este año o que se produzca una clara caída de la inflación subyacente”, explica. 

Para Cantos esta situación no tiene que ser especialmente mala para las Bolsas si continúa el crecimiento económico y no se deterioran los beneficios empresariales. 

Chris Iggo, CIO Core Investment Managers en la gestora de fondos AXA IM explica que “en EE.UU. hay indicios de un menor crecimiento del crédito y un mercado inmobiliario más débil” y señala que “la gravedad de la situación dependerá en gran medida con la posibilidad de que se produzcan más subidas por lo que mantener una visión constructiva sobre las valoraciones actuales en los mercados de crédito y de renta variable sería más difícil”. También ve elementos positivos que pueden contrarrestar el negativo efecto de los tipos sobre los costes de las empresas y las familias. “El crecimiento de la renta de los hogares se ve impulsado por las tendencias positivas del empleo y los salarios” y añade que a pesar de que “el crecimiento de las ventas de las empresas se ha ralentizado, en términos nominales sigue siendo fuerte y los beneficios siguen estando cerca de un máximo histórico para el S&P 500”, concluye. 

Rajeev Shah, estratega de crédito global de Schroders muestra su preocupación ya que con unos tipos de interés más altos, existe la preocupación real de que la actuación de los bancos centrales contenga el crecimiento hasta un punto de recesión. También Jan Bopp, estratega de inversión senior en J. Safra Sarasin Sustainable AM indica la inquietud por las últimas cifras de inflación de EE.UU. y de la Eurozona que han llevado al mercado de tipos a descartar la mayoría de las esperanzas de bajada de tipos para el segundo semestre y la tasa terminal ha subido a un nuevo máximo del ciclo.

Preocupa el nivel de los tipos de interés reales en EE.UU.

Matthew Benkendorf, CEO, Vontobel Quality Growth dice que los inversores están realmente preocupados por el entorno de los tipos de interés, y argumenta que el entorno inflacionista no es tan incierto. Desde luego, se está enfriando, se dirige hacia la dirección correcta y debería alcanzar un nivel manejable en un plazo razonable, quizá en los próximos 12 meses, según los datos actuales. Pero lo que más preocupa a la mayoría son los tipos de interés, y no sólo el hecho de que los tipos suban para frenar la inflación, también el nivel de tipos reales (descontada la inflación) que la Reserva Federal acabará dejando en la economía una vez se frene la inflación. “Esto es fundamental porque el nivel absoluto de los tipos de interés afecta a los inversores, tanto al dinero que no gestionamos para ellos, como sus carteras de renta fija, como a la renta variable, ya que influye considerablemente en las valoraciones de las acciones”, concluye. 

Por último, Tom Fahey, codirector de estrategia de la gestora Loomis Sayles, se muestra más optimista con los tipos pero a cambio de una recesión. “Para el segundo semestre, esperaríamos que la Fed reaccionase ante una tasa de desempleo más alta para finales de año, lo que confirmaría la recesión, y nos haría sentir más seguros respecto a una Reseva Federal que podría cumplir sus objetivos de inflación para 2024. Esto nos brindará la oportunidad de salirnos del espectro de riesgo, ya que prevemos que la Fed recortará los tipos de interés, a finales de 2023 y principios de 2024”, comenta.

Pero hay elementos que deberán confirmarse con el paso del tiempo ya que existe el riesgo de que la tasa de desempleo y la economía sigan siendo más resistentes de lo esperado. Eso aumentaría las expectativas de que la Fed tuviera que subir los tipos de interés, mucho más allá del 5%, hacia el 6% si la tasa de desempleo no supera realmente el 4% a mediados de año. “Así que todavía hay cierto riesgo de que la Fed tenga que endurecer mucho más su política monetaria y eso elevaría el extremo largo de la curva de rendimiento hacia el 4,5%”, concluye Fahey.