Las grandes metrópolis ya no son el único polo de atracción. Las cifras son elocuentes: Hospitalet de Llobregat y Terrassa, junto con Leganés y Móstoles (Madrid), encabezan la lista de poblaciones con mayor demanda de vivienda de alquiler en relación con su oferta. Este hecho no es anecdótico; es la constatación de un patrón masivo de desplazamiento. El dominio de las periferias es abrumador. Doce de las quince primeras posiciones del ranking están ocupadas por ciudades satélite de estos dos gigantes urbanos.

La lista se completa con un desfile de localidades madrileñas: Getafe (5), Fuenlabrada (6), Torrejón de Ardoz (7), Alcalá de Henares (8), Alcorcón (12) y Alcobendas (13). La conclusión es irrebatible: la presión se ha descentralizado. Tanto es así que la misma ciudad de Madrid se desploma hasta el puesto 33, y Barcelona se mantiene, con esfuerzo, en el 21, superada por otras poblaciones de su área como Sabadell (9) y Badalona (11).

Este fenómeno responde a una ecuación simple: los precios insostenibles en las capitales expulsan a inquilinos y familias hacia municipios donde la vivienda aún es más accesible, aunque la presión inflacionista ya es un hecho constatado. No se trata de una elección, sino de una necesidad. La diáspora no se limita a los entornos de Madrid y Barcelona. El fenómeno se repite, con menor intensidad pero igual claridad, en otros puntos de la geografía española. Guadalajara, claramente influenciada por el efecto de desbordamiento de la capital española, es la única capital de provincia que irrumpe en el 'top 10'.

No obstante, un segundo escalón del ranking está ocupado por capitales que experimentan una fuerte demanda interna. Vitoria (14), Pamplona (15), Lleida (16), Zaragoza (17), Palma (18) y Tarragona (19) forman este grupo de ciudades que, sin el tamaño de las metrópolis, se convierten en focos de atracción regional y presentan una tensión por la vivienda de alquiler muy superior a la de Madrid o Barcelona.

Otras capitales como Castellón de la Plana (27) o Toledo (30) también superan con creces la capital de España. Esta lista se extiende hasta incluir un total de 48 capitales de provincia, un indicador de que la crisis de la vivienda es un problema generalizado que afecta prácticamente a todas las capitales españolas con una cierta vitalidad económica y demográfica.

Radiografía de un fenómeno estatal

El análisis de los datos permite identificar hasta 11 provincias donde se replica el fenómeno del desplazamiento de la demanda desde la capital hacia los municipios de su entorno.

  • Valencia: La capital, en la posición 54, ve cómo la demanda se centra en localidades como Torrent (23), Paterna (25), Moncada (44), el Puerto de Sagunto (47) o Gandia (53). Este último caso es paradigmático, ya que muestra cómo la presión se extiende hacia núcleos turísticos y de segunda residencia.
  • Canarias: El archipiélago presenta una dinámica peculiar y muy intensa. En Gran Canaria, Telde (22) supera a Las Palmas de Gran Canaria (45). En Tenerife, San Cristóbal de La Laguna (20) y Granadilla de Abona lideran la demanda, por delante de Santa Cruz de Tenerife (37). La fuerte componente turística y la limitación de suelo explican esta dispersión.
  • Alicante: Es, junto con Madrid, la provincia con más representación en el ranking. Alcoy (32) y Elche (46) superan a la misma ciudad de Alicante (59). La lista se completa con una larga lista de localidades costeras y del interior, desde Benidorm (64) hasta Denia (105) o Jávea (154), evidenciando una demanda multifactorial (turística, residencial, de servicios).
  • Andalucía: El fenómeno también se hace patente en el sur. En Sevilla, Dos Hermanas (36) supera a la capital. En Cádiz, Jerez de la Frontera (50) y Algeciras (91) están por delante de la capital provincial (95). En Almería, El Ejido (71) y Roquetas de Mar (74) lideran sobre la capital.
  • Otros casos: En Galicia, Vigo (66) supera a Pontevedra (109). En Extremadura, Plasencia (156) se coloca ligeramente por delante de Cáceres (158).

Los datos no solo describen una realidad estadística; dibujan un cambio estructural en las dinámicas residenciales en España. El modelo concentrado en el núcleo urbano principal está dando paso a un modelo policéntrico y disperso, donde la calidad de vida y el acceso a la vivienda se juegan en una compleja relación entre el centro y la periferia. Este desplazamiento masivo de la demanda hacia las coronas metropolitanas y hacia otras capitales no es un alivio para las grandes ciudades, sino el síntoma de una crisis que se está expandiendo y diversificando, configurando un nuevo y complejo mapa de la accesibilidad a la vivienda en España.