Uno de cada tres menores de 30 años en España ha necesitado apoyo económico de sus padres u otros familiares para emanciparse, ya esté contribuyendo en el pago de un alquiler o a la compra de una vivienda. En concreto, entre los menores de 35 años, más de un tercio de los que viven de alquiler necesitó la ayuda de los padres para acceder a la vivienda, porcentaje que se mantiene en el 28% para los que compraron una vivienda, y que llega al 38% entre los menores de 30 años. Si se extrapola al conjunto de la sociedad, de las personas con ganas de emanciparse, un 20% también necesitó ayuda.
Estos datos muestran la falta de autonomía que tienen los jóvenes en España y "tendrían que activar todas las alarmas posibles", ha denunciado este miércoles Narciso Michavila, presidente de GAD3, la consultora que ha elaborado el último barómetro del Consejo General de Arquitectura Técnica de España (CGATE). En su difusión, en el marco de la celebración de Construmat, en Barcelona, Michavila ha insistido en decir que "entre los menores de 35 años quien los está ayudando a salir adelante no es el sistema social al cual están contribuyendo con los sueldos, sino su entorno familiar".
El estudio, sobre la base de 1.257 entrevistas en España que se llevaron a cabo el pasado mes de febrero, detalla que solo uno de cada 4 jóvenes ha conseguido emanciparse con sus propios recursos. Entre las principales causas de esta situación figuran las condiciones económicas y laborales que dificultan en la mayoría de los casos la capacidad para ahorrar, especialmente entre las personas de 30 a 44 años. Seguimientos de las condiciones de financiación y de la oferta de vivienda. En este sentido, el estudio detecta un punto de "ruptura generacional", ya que ahora los jóvenes no tienen bastante "con un sueldo o dos" para construir su propio proyecto de vida, "sino que ante cualquier decisión laboral, el primero que tienen que resolver es si tendrán donde alojarse", ha manifestado Michavila.
La probabilidad de conseguir emanciparse sin ayuda económica varía según los ingresos del hogar: la mitad (50%) de los que viven en familias con ingresos de entre 2.000 y 3.000 euros se emancipó con recursos propios, porcentaje que asciende al 60% si pertenecen a hogares con ingresos superiores a 3.000 euros.
En líneas generales, el esfuerzo por pagar una vivienda -sea de renta o compra- es alto. Un 14% de la población destina más del 50% de sus ingresos al pago de la vivienda, cifra que sube al 25% entre los menores de 30 años y al 28% entre los que residen en régimen de alquiler. Entre los que ganan menos de 2.000 euros, casi la mitad destina más del 30% de sus ingresos a este gasto, y uno de cada cinco supera el 50%.
Familia o movilidad
En este contexto, en España, el 30% de los menores de 35 años todavía vive con sus familias, una cifra que asciende al 40% entre los menores de 30 años. De este colectivo, casi la mitad duda de si será capaz de poder acceder a una vivienda antes de los 35 años. De los que lo han conseguido, solo uno de cada 3 jóvenes ha accedido a una vivienda en propiedad, y poco más del 25% vive de alquiler.
Para el conjunto de la población, el 60% de las personas que expresan la intención de adquirir o alquilar una vivienda declara estar dispuesto a cambiar de municipio. Esta proporción se eleva a 67% entre los menores de 30 años.
Los impulsores del estudio entregarán los resultados a las administraciones públicas con el objetivo de impulsar políticas de la vivienda que integren la perspectiva emocional y social, especialmente dirigidas a los jóvenes. En este sentido, Michavilla ha afirmado que los recursos que se destina a políticas de vivienda son "muy pocos" para solucionar el "principal problema de la sociedad".
"Por cada euro que se destina en políticas de vivienda, estamos pagando 12 euros en intereses de la deuda que hemos consumido las generaciones mayores y 55 euros en pensiones. No hay sistema social que lo mantenga", ha dicho Michavilla, que ha lamentado a las críticas que reciben a los jóvenes cuando se encuentran con una situación residencial "peor" que a la de sus padres.
También es un tema de salud mental
La segunda edición del Barómetro de la Vivienda en España, impulsado por CGATE también hace énfasis en el hecho que las características de la vivienda influyen en la salud mental. Parte de los datos que mostramos como más de la mitad de los menores de 30 años ha sufrido un aumento en los precios del alquiler o la hipoteca, y un 40% ha tenido que compartir piso por motivos económicos. Además, un 32% ha tenido que volver a vivir con sus padres.
El estudio revela que el 50% de los que experimentan soledad no deseada con frecuencia consideran que su hogar "agrava esta sensación", un dato que se dispara hasta el 63% entre los menores de 30 años.
"La vivienda no puede ser solo un refugio físico. Hoy, es también un factor determinante en la salud mental, especialmente de los más jóvenes, por eso necesitamos construir pensando en comunidad, accesibilidad y bienestar emocional," ha subrayado el presidente del CGATE, Alfredo Sanz.
El 50% de los que experimentan soledad no deseada a menudo consideran que su hogar agrava esta sensación, un dato que se dispara hasta el 63% entre los menores de 30 años. Esta relación entre vivienda y salud mental todavía es más alarmante si se consideran los datos de ansiedad o estrés (24%) y depresión (19%) vinculados directamente con la situación residencial. Entre las razones que lo provocan hay la ubicación (28%), el estado de conservación del inmueble (23%), la falta de privacidad (20%), la falta de luz o ventilación natural (19%) y el tamaño (17%).