Jornada ajetreada para el sector bancario. La banca se ha erigido como la protagonista en el último día de la semana después de que esta misma mañana, el BCE anunciara que la banca europea ha devuelto liquidez por 447.500 millones de euros, 100.000 millones de euros más de lo que el mercado esperaba. Esta devolución se corresponde a los préstamos a largo plazo prestados en 2020 por motivo de la pandemia. Las conocidas líneas de financiación TLTRO valieron para que la banca pudiese mantener la liquidez en el peor momento de la crisis sanitaria.

Ahora, la banca europea ha acelerado en la devolución de estos préstamos. De hecho, el BCE ha recaudado más de 743.000 millones de euros en un mes. La ventana de hoy era la segunda que tenían las entidades bancarias para devolver parte de lo prestado. La primera fue el pasado 18 de noviembre, en la que la banca se mostró más cauta.

Con la devolución, las entidades bancarias sueltan lastre. Entienden que ese exceso de liquidez puede convertirse en un problema a medio plazo. Aún ello, hasta hace no mucho, estos préstamos se antojaban como un catalizador comercial para las grandes entidades bancarias. Todo cambió el pasado 27 de octubre, cuando el BCE decidió modificar las TLTRO para que los bancos notasen la presión de las subidas de tipos y, además, para restarle beneficios extraordinarios.

La banca pone tierra de por medio con la morosidad

Ante la situación actual, en la que la incertidumbre sigue imperando en el mercado financiero, la banca ha decidido desprenderse de liquidez. Sobre entienden que con las dudas que afloran en el escenario actual, pueden darse situaciones de morosidad, algo que, hasta ahora, no ha sido un problema para el sector. Pese a esto, la banca ha decidido curarse en salud y desprenderse de gran parte de esa liquidez prestada. Con la recaudación de hoy, el sector ha devuelto el 38% de los préstamos concedidos por el BCE.

El organismo liderado por Christine Lagarde no se sale de su hoja de ruta, la cual pasa por reducir la liquidez que hay en el mercado. Atendiendo a la devolución de esos préstamos, parece que la jugada de la institución monetaria está saliendo bien. El BCE espera que la banca note el impacto de la restrictiva política monetaria.

El sector bancario, más ligado al energético

Por otro lado, la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés), ha ofrecido su informe en el que analiza la solvencia, la liquidez o la morosidad de la banca del Viejo Continente. Una de las principales conclusiones que ha lanzado el organismo presidido por el español José Manuel Campa, es que el bancario ha elevado su exposición al sector energético. La EBA concluye que la actual crisis energética ha empujado a las empresas relacionadas con la energía a buscar liquidez, debido a la volatilidad de los precios del gas y petróleo en la eurozona.

Al mismo tiempo, la Agencia Bancaria Europea ha hecho hincapié en la incertidumbre a futuro de la rentabilidad de las entidades. El bancario ha sido uno de los sectores protagonista del presente ejercicio. Con las progresivas subidas de tipos, las entidades del sector se han visto aupadas tanto a nivel comercial, como bursátil. Pese a ello, la EBA no ha querido pasar por alto la incertidumbre que puede generarse en el sector bancario en un futuro cercano.

Al cierre del segundo trimestre de 2022, la ratio CET1, el de mayor calidad, fue del 15%, medio punto porcentual menos en el mismo periodo del año anterior. La institución con sede en París ha explicado que el incremento de activos ponderados por riesgo ha sido mayor que la generación de capital.

Los problemas a los que se puede enfrentar la banca

La EBA ha indicado que hay incertidumbre sobre cómo evolucionará la rentabilidad. “El esperado deterioro macroeconómico probablemente resulte en un crecimiento más lento del préstamo y un alza en los deterioros, al mismo tiempo que una mayor inflación puede incrementar los costes operativos”, explican desde la Agencia.

El organismo liderado por José Manuel Campa también ha destacado que el menor crecimiento del PIB, sumado a las progresivas subidas de tipos de interés, puede suponer menores ingresos de los servicios de pagos y de gestión de activos.

Pese a que el panorama sigue siendo favorable para el sector bancario, las circunstancias, como poco, invitan a blindarse ante una posible desaceleración de la economía. La banca parece estar bien cubierta, pues ha sido un buen año para la mayoría de las compañías. Aún ello, habrá que estar atentos a la evolución que presentan en lo que a ingresos y rentabilidad se refiere y, por supuesto, a un hipotético frenazo de la actividad bancaria.