Uno de cada 5 conductores -con decisión de compra- está pensando en adquirir un coche en los próximos 12 meses y, de ellos, un tercio se decantan por un modelo electrificado: en concreto, un 22% elegirá un híbrido enchufable y un 10% uno eléctrico puro. Incluso un 4% se plantea alguna otra motorización como los movidos con pila de hidrógeno, según se desprende de una encuesta realizada por Sigma dos para Faconauto, la patronal de los concesionarios. Sin embargo, esta elección está condicionada a que exista una subvención pública, pues el 37,8% de los encuestados rechazaría la compra de un electrificado si no hay ayudas públicas y otro 42%, solo si las ayudas son “claras, accesibles y libres de trabas burocráticas”, algo que no sucede con el actual plan Moves de ayuda al coche eléctrico que acumula retrasos de 18 meses en el pago y más de medio año hasta que se confirma la concesión de la ayuda.

Un requisito que encaja con las prioridades que muestran los españoles a la hora de elegir coche. La primera, por goleada, es el precio, elegida por el 21,6% de los españoles, otro 11,3%, antepone la seguridad y en tercera posición, solo el 8,5% antepone el tipo de motorización. Y, en este bloque, la conciencia medioambiental no es su mayor preocupación, sino el ahorro en combustible, que prioriza el 34% de los que elegirían un modelo electrificado, frente a un 21% que alega “conciencia medioambiental”. La tercera motivación, esgrimida por un 17% de los encuestados que se decantaría por las motorizaciones menos contaminantes, es la “imposición” regulatoria de estos modelos al poner cada vez más impedimentos a los coches de combustión. Sin embargo, existe una cierta contradicción en las respuestas, pues las ayudas no son la principal motivación para optar por un electrificado, tan solo señalado por el 6,2%. Lo que demuestra, según fuentes de Faconauto, los que compran un eléctrico es porque tiene suficiente capacidad económica.

Tipo de ayuda

Sin embargo, el tipo de apoyo también importa. Según la encuesta de Sigma dos, el 44,5% de los compradores prefieren las ayudas directas en el momento de la compra, mientras que un 33,1% considera que los incentivos fiscales podrían ser el elemento decisivo para optar por un vehículo electrificado. Actualmente, las ayudas son indirectas, pues se limitan a una solicitud que debe pasar un largo proceso antes de ser aceptado y mucho más pagado. El caso de los incentivos fiscales, de 3.000 euros, hay que esperar a la declaración del año siguiente.

El estudio apunta que, aunque la sostenibilidad preocupa, no moviliza por sí sola: el 68,1% de los ciudadanos descarta por ahora la adquisición de un vehículo eléctrico. Entre los frenos más citados destacan el precio (65,8%), la autonomía (52,5%), la falta de infraestructura de recarga (43,3%) y la inseguridad en torno a las ayudas públicas (29%).

Sin embargo, los tres últimos aspectos -autonomía, recarga y proceso del cobro de las ayudas- no se ajustan a la realidad si nos atenemos a que los propietarios que ya han tenido un coche electrificado repetirían, despreciando estos problemas. Así, tres de cada cuatro personas que ya lo han probado volvería a comprar uno, lo que sugiere que “muchas de las reticencias se disipan con el uso real del vehículo”, señalan en la patronal de los concesionarios.

Pero en aquellos que no han tenido un electrificado, los puntos de carga no gozan de la confianza general de los conductores. La encuesta Sigma Dos detecta que los conductores perciben que hay pocos (42% de acuerdo), son difíciles de encontrar (47% de acuerdo), muchos no están operativos (40% de acuerdo) y falta información clara y unificada (46,2% de acuerdo).

Ayudas a la combustión

Marta Blázquez, presidenta de Faconauto, ha señalado este lunes que la realidad es tozuda y los conductores optan en las tres cuartas partes por un coche de combustión, a pesar de los esfuerzos de las administraciones públicas por impulsar los modelos electrificados. En este sentido, consideran acertada su estrategia de promover a las administraciones autonómicas la aprobación de planes de achatarramiento para reducir las emisiones de CO₂ con la sustitución de unidades más antiguas por otras nuevas, aunque sean de gasolina o diésel, eso sí por debajo de los 120 g de emisión.

Pero de momento la vía autonómica está dando éxitos limitados. Se ha aprobado en Galicia, La Rioja, el País Vasco y Cantabria, en la ciudad de Madrid, y en la Comunidad Valenciana, aunque en este caso por la dana. Por eso, Faconauto ha querido dar un paso más allá y solicitar un Plan Nacional de Renovación del Parque 2025–2027, con ayudas a todas las motorizaciones para coches nuevo y con doce meses de antigüedad.

El plan de los concesionarios contempla una dotación anual de 680 millones de euros para incentivar la compra de vehículos más eficientes y retirar de circulación los más contaminantes. Según los cálculos de Faconauto, esta medida permitiría sustituir 195.000 vehículos antiguos al año, con una reducción del 63,6% en emisiones por cada unidad renovada y un retorno fiscal de 1,92 euros por cada euro invertido.

De momento, no han tenido la oportunidad de solicitarlo directamente en una reunión al Gobierno de Pedro Sánchez, que siempre se ha mostrado contrarios a ayudas a la compra de unidades de combustión. Sin embargo, entienden en la patronal de concesionarios, que soplan nuevos vientos desde Bruselas, más favorable a ayudas para mantener la industria de automoción que, mayoritariamente, fabrica coches de combustión. Pero sí ya han mantenido contactos con partidos políticos y el Partido Popular ha presentado en las Cortes un proyecto no de ley en esta línea.