Son ya diversas las voces que apuestan por deflactar el IRPF. ¿Qué nos permitiría eso? Pues permitiría a los contribuyentes amortiguar una posible subida de salarios relacionada con la inflación. Actualmente, si nos suben la nómina sí que tenemos realmente una subida: cobramos más dinero, tenemos una subida nominal... pero no una subida real, ya que con la inflación nuestra capacidad adquisitiva no habrá aumentado. Sin embargo, al cobrar más dinero tendremos que pagar más a la declaración de renta.

Ponemos un ejemplo: Si una persona cobra 12.450 euros al año tributará en el tramo estatal del IRPF un 9%. Lo que pase de esta cantidad hasta llegar a 20.200 euros tributará al 12%. Si a esta persona con el fin de reducir los efectos de la inflación y mantener su capacidad adquisitiva le subimos el sueldo hasta 15.000 euros tendría más carga fiscal, pagaría más y eso minoraría los efectos de esta subida. La deflactación movería cifras para que no haya esta afectación.

Hay tres maneras de hacerlo: la primera es aumentando las cifras de las bases liquidables, es decir, elevar el límite del 9% hasta por ejemplo a 14.000 euros. Se podrían aumentar los tramos de las tarifas en la misma proporción que aumentan las rentas. La otra, reduciendo los tipos que se aplican a cada tramo, es decir, hasta 12.450 euros en lugar de aplicar el 9% como hasta ahora, aplicar, por ejemplo el 8%. Esta sería la manera más rápida y fácil. Otra manera sería la combinación de las dos, opción poco probable. Desde Hacienda comentan que se lo están pensando. De todos modos, decidan lo que decidan, eso no se podrá aplicar a la campaña de la renta de este año y tendríamos que esperar a la del año que viene.