En esta vida es imposible plantearse un proyecto conjunto, o defenderse de algo o de alguien, si tus compañeros de viaje te traicionan. Si falta la transparencia, la honestidad, el cumplimiento de la palabra dada. Precisamente esta semana estamos viendo lo que ocurre en Rusia: los planes del Kremlin avanzan mientras el destrozo se extiende y se profundiza en toda Europa. Putin ha conseguido los territorios del Donbás, y mientras tanto, la sospecha y la gran duda sobre la autoría de los atentados a los principales gasoductos que abastecen a Europa y principalmente a Alemania. 

¿A quién le beneficia esto? ¿Quién amenazó con utilizar el Nord Stream? Casi todos los expertos que conocen bien este conflicto no dudan en mirar hacia Estados Unidos. Y, si hubieran sido ellos los causantes, nos encontraríamos ante una gran traición. ¿Deberíamos en Europa seguir confiando en Estados Unidos? ¿Deberíamos romper ya con una unión tóxica que posiblemente nos esté haciendo más daño que beneficio? ¿Es positivo ir de la mano con alguien que en realidad lo que quiere es destrozarte para obtener beneficio? Son preguntas que están a la orden del día. Y, por desgracia, no solamente en la política internacional.