La situación que estamos viviendo necesita ser analizada desde la perspectiva en la que ninguna parte en las guerras debería ser apoyada, porque los que sufren siempre son los mismos: la población, la sociedad que no tiene posibilidad de plantar cara a lo que considera injusto. Nadie en su sano juicio querría una guerra, solamente aquellos movidos por el odio, por la ignorancia o por el desconocimiento podrían llegar a justificar semejante barbarie. 

Lo que está sucediendo en Ucrania necesita ser explicado desde los distintos puntos de vista. Por desgracia, desde donde estamos no lo tenemos fácil. Porque la censura se impone, al tiempo que nos cuentan relatos sesgados, con información adulterada e interesada para tratar así de inocularnos el odio contra unos u otros. Gobiernos irresponsables que, además, nos harán pagar a todos las consecuencias de su error. ¿Vivimos realmente en una democracia donde ni siquiera podemos decir que en nuestro nombre no consentimos muertes?