El fin de semana que acabó con la dimisión del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se filtró la imagen del primer secretario del PSC, Miquel Iceta, hablando en uno de los patios de Ferraz con la presidenta andaluza, Susana Díaz. Uno de los motivos que habrían empujado 'a los conspiradores' a hacer caer a Sánchez sería la posibilidad de que acordara una investidura con los nacionalistas catalanes y con Podemos. De momento, nada confirmado pero lo que está claro es que Iceta es gato viejo y tiene interiorizado como pocos el manual de "cómo moverse por palacio". De las relaciones con el PSOE y de cómo se percibe la cuestión catalana habla acto seguido, así como de la hoja de ruta del Govern.

Defiende que el PSOE no tendría que permitir que Rajoy fuera presidente del Gobierno español. Núria Parlon, sin embargo, es más contundente y dice que el PSC tendría que romper la disciplina de voto si el PSOE cambia el sentido de su voto en el Congreso para permitir la investidura...

Yo lo veo igual, pero lo digo muy diferente. El PSC tiene que votar 'no' y votará que 'no'. Es lo que el PSOE acordó. Pero yo no lo leo en términos de disciplina. Es como aceptar que alguien te puede mandar. En términos de soberanía, el PSC quiere votar que 'no' y coincide con el PSOE. Si el PSOE cambia, el PSC seguirá votando que 'no'. ¿Dónde está la ruptura? Serán los otros los que han cambiado de opinión. Yo no lo explico en clave de disciplina, sino de coherencia.

¿En Madrid lo entienden así?

No lo sé pero, en todo caso, es su problema. Ellos tendrán que decidir.

¿Por qué ha caído Pedro Sánchez?

Porque una mayoría de barones y dirigentes territoriales le han retirado la confianza.

¿Comparte el malestar de los militantes del PSC con la gestora del PSOE?

Creo que lo que no gusta es que haya una gestora y que Sánchez se haya visto obligado a dimitir. Ahora bien, la gestora tiene que conducir un debate que es muy difícil. Desde mi punto de vista, si se quiere cambiar de posición respecto de la investidura de Rajoy, se tiene que consultar a la militancia. Se consultó sobre el pacto con C's, que no llevaba a la investidura. Pero vaya, la gente tiene tiempo para demostrar hacia dónde va y me parece que una semana es poco tiempo para juzgar el trabajo de nadie.

Siempre votaré a aquella persona que presente un proyecto donde se reconozca la diversidad y la pluralidad de España y donde Catalunya se pueda sentir cómoda

¿Susana Díaz es una buena candidata para liderar el PSOE en esta nueva etapa?

Las aspiraciones de todo el mundo son legítimas y lo escogeremos mediante un sistema de primarias.

Pero desde el punto de vista estratégico, ¿para el PSOE es una buena figura después de lo que ha pasado estas semanas?

Si se presenta a las primarias del PSOE querré que nos presente una propuesta. Yo en las anteriores primarias voté a Pérez Tàpies. Entre otras cosas porque era el único que tenía obra escrita. Confío en que las personas que quieran presentarse a las primarias nos digan qué quieren hacer. Y, efectivamente, yo siempre votaré a aquella persona que presente un proyecto donde se reconozca la diversidad y la pluralidad de España, y donde Catalunya se pueda sentir cómoda.

Quien mejor entiende a España es el PSC

Y qué PSOE cree que entiende más la diversidad cultural y política de España: ¿el de Zapatero, el de Pedro Sánchez o el de Susana Díaz?

Yo siempre he pensado que, quien mejor entiende a España, es el PSC. Nosotros tenemos una visión periférica y muy integradora. Pero todas las visiones de España tienen su legitimidad y sentido. Lo que es muy importante es que quién quiera dirigir el PSOE tenga una visión muy integradora de las diversas sensibilidades. Eso se tiene que demostrar con el planteamiento y los hechos. El PSOE en estos momentos empieza a tener un problema muy serio de representación en las comunidades del norte del Estado. Quien quiera dirigir el PSOE tendrá que tomar nota de ello.

Si el PSOE tiene dificultades para expresar los anhelos de comunidades con un sentimiento nacional muy potente, tendrá que hacer una reflexión

¿Qué ha pasado?

Si analizamos el resultado de las elecciones vascas y gallegas, vemos que el PSOE ha perdido votos a la izquierda y hacia otras fuerzas políticas que presentan una idea de España muy contrastada respecto del PP. Es un dato a tener presente. Si el PSOE tiene dificultades para expresar los anhelos de comunidades con un sentimiento nacional muy potente, tendrá que hacer una reflexión sobre si su proyecto de España es lo bastante acogedor para estas sensibilidades diferentes. Este será uno de los debates que tendremos que hacer en el congreso federal cuando se celebre.

Nadie ha podido superar la declaración de Granada con respecto a los contenidos de una reforma constitucional

El PSOE no ha desarrollado el contenido de la declaración de Granada donde se apuntaba que un Estado federal era la solución para el encaje de Catalunya en España. ¿Es la cuestión catalana una patata caliente para el PSOE?

La declaración de Granada es de 2013. Pero claro está, aquí en Catalunya, como cada día sucede una cosa diferente... Ya habíamos superado el referéndum y ahora lo recuperamos. El ritmo de aquí no se puede seguir y no va a ningún sitio. Han pasado cinco años desde que nos dijeron que empezábamos un procés de transición nacional y seguimos donde estábamos. Ha pasado más tiempo desde que se fijaron objetivos que no se alcanzarán, que desde que se aprobó la declaración de Granada. La solidez de las propuestas es lo que garantiza que puedan durar en el tiempo. A veces se escenifica de cara a la galería para hacer un titular pero después eso se lo lleva el viento. Desde este punto de vista, el proyecto que acordamos en Granada resistirá bien el paso del tiempo. Nadie lo ha podido superar con respecto a los contenidos de una reforma constitucional.

¿Dónde está la ruptura cuando se dice "no haremos caso al Constitucional" pero permanentemente vamos presentando alegaciones y recursos?

Usted habla de reforma constitucional pero, hoy por hoy, lo que tenemos sobre la mesa es ruptura o bloqueo...

¿Sí pero la ruptura donde está? Hay quien vive cómodo en esta tesitura de ruptura o bloqueo pero, como se dice en castellano, ni cuco ni mariposa. ¿Dónde está la ruptura cuando se dice "no haremos caso al Constitucional" pero permanentemente vamos presentando alegaciones y recursos? Se ha jugado mucho con el concepto y las palabras de forma ingenua o equivocada y poco sólida. Nuestra propuesta no tiene el problema del punto de vista del contenido sino de que no se haya podido poner en marcha. Me encuentro con mucha gente que me dice que esto que decimos está muy bien pero que no es posible. Pero las otras alternativas que se nos sugieren, yo tampoco las veo andar. Eso sí, cada día le cambian de nombre, pasamos una pantalla, retrocedemos otra... Sin embargo, estamos donde estábamos. Algunas propuestas que se plantean tienen un carácter casi mágico pero no las vemos hechas realidad. El hecho de que sea complicado un objetivo, no lo inhabilita.

Cuando uno dice que quiere negociar un referéndum, no pone al mismo tiempo un ultimátum sobre la mesa

Puigdemont proponía el martes en Madrid pactar el referéndum con el Estado...

¿Y quien se lo cree eso? Si él mismo ya ha dicho que el referéndum tiene fecha. ¿No será en septiembre de 2017? Cómo puedes ir a pactar una cosa si ya has dicho que la harás igualmente?! No sé en qué mundo viven... Si tú dices que harás lo que quieras igualmente, ¿por qué la otra parte se tiene que avenir a negociar nada? Esta es la pregunta. Yo creo que vivimos en esta especie de confusión del terreno de los deseos y de la realidad y, en algún momento, se tienen que encontrar. Cuando uno dice que quiere negociar un referéndum, no pone al mismo tiempo un ultimátum sobre la mesa.

Si la separación es el último de los remedios, no puede ser la primera de las preguntas

De la misma manera que hemos visto a CSQP en el Parlament abriéndose a dar apoyo a un referéndum "con garantías", ¿ustedes contemplan establecer un diálogo con el Govern similar?

Siempre he sido partidario del diálogo pero también hemos dicho que, si la separación es el último de los remedios, no puede ser la primera de las preguntas. Nuestra posición es muy diferente y respeto mucho la suya, aunque crea que no va a ningún lado. Tiene una ventaja, que es que lo veremos rápidamente. Recuerdo cuando se abrió el debate de que las elecciones del 27 de septiembre eran plebiscitarias. Aquello ya habilitaba no se sabe exactamente qué y resulta que no. Se han dicho demasiadas cosas que después no se han convertido en realidad como para creer de primera mano lo que se propone ahora. Yo creo que está condenado al fracaso, en el mejor de los casos, y al abismo, en lo peor. Por lo tanto, nosotros diálogo siempre, pero no compartimos ni este objetivo ni este instrumento.

¿Qué porcentaje de culpa de la situación actual tiene el Gobierno español?

Muy grande, porque se han negado a dialogar. Tenemos dos gobiernos incapaces de dialogar. Uno, porqué sitúa objetivos que están fuera de la agenda. Y los otros, porque sencillamente no han querido dialogar. Por lo tanto, tienen una responsabilidad muy grande. Nosotros creemos que los problemas arrancan de la sentencia del Estatut, en 2011. Entonces hay un cambio de gobierno en España y, desde entonces, no se ha hecho nada para recuperar una relación, un diálogo. Desde 2011 hasta 2016, llevamos cinco años sin ningún tipo de diálogo ni colaboración. Y en eso, el PP tiene una responsabilidad.