El conseller de Justicia Carles Mundó nació en Gurb en 1976, un año antes del restablecimiento de la Generalitat y uno después de la muerte de Franco. Sus padres vivían en una masía y se dedicaban al comercio de leche de vaca. Desde pequeño, la vida de campesino lo acostumbró a trabajar sin quejarse ni pretender compartimentar el tiempo, cosa que la destrucción de los horarios y las oficinas ha vuelto a poner en valor otra vez.

La vida de campo da un sentido práctico casi metafísico, que ayuda a evitar muchas de las bolas de cariz introspectivo e ideológico que suelen limitar las ambiciones y la empatía de los hombres de ciudad. Desde pequeño, Mundó aprendió a organizarse para hacer los deberes de la escuela sin dejar de colaborar con las tareas de la masía. Además de estudiar, ayudaba a limpiar los establos y a dar comida a los animales y siempre sacaba buenas notas.

Carles Mundó - Sergi Alcàzar

Igual que hicieron con sus dos hermanos grandes, a los 18 años los padres lo enviaron a estudiar a Barcelona. Para pagar el alojamiento, combinaba los estudios de derecho con trabajos estivales intensos, de 60 horas la semana. En la Facultad, conoció a Marta Rovira, que es de la misma comarca y que, como él, esconde su timidez detrás de las gafas.

Aunque sus padres vivían al margen de la política, habían sido siempre independentistas y Mundó se apuntó al BEI, una asociación de estudiantes próxima a ERC, nacida de una escisión de aquella FNEC donde Oriol Junqueras y David Madí empezaron a aprender los rudimentos de la política. Con un carisma de perfil bajo muy nuestro, de trabajo de homiguilla, cuando se presentó a las elecciones en el Claustro lo petó.

A diferencia de otros políticos de su generación, desde el inicio Mundó tuvo claro que debía terminar la carrera con buenas notas y tener un oficio para no depender de la política. Con 23 años era concejal de Gurb, cargo que mantuvo hasta hace sólo un par de años, y que ejercía a partir de las nueve de la noche. Salido de la facultad, trabajó en el despacho de abogados de Joan Ridao, que entonces pasaba la mayor parte del tiempo en el Parlamento.

Presentación año judicial en el TSJC Mundo Trapero - Sergi Alcazar

El socio de Ridao también tenía trabajo fuera del despacho y Mundó enseguida cogió responsabilidades. Con cinco años, había acumulado una experiencia poco habitual entre los licenciados en derecho de su edad. Los juicios le dieron un cierto arte de la navegación, que le debió ser bastante útil para moverse en el mundo político. Eso, combinado con su carácter ejecutivo y adaptable, lo ayudó a introducirse en el entramado de cargos de confianza de ERC.

Durante el tripartito fue jefe de gabinete de dos departamentos y secretario de Medios de Comunicación de la Generalitat. Personas que han trabajado con él dicen que tiene un trato afable y que nunca escatima el tiempo para razonar sus decisiones, si alguien no las ve claras. "Los editores entraban en su despacho pidiendo subvenciones de 100 millones de euros y salían con 10 el mar de satisfechos" -me han llegado a decir, para explicar su don de gentes.

Cierre Preso Modelo Carles Mundó - Sergi Alcàzar

Con esta cara que tiene de niño bueno pero sagaz, que está en la clase calculando que tiene que hacer para no recibir, Mundó parece un hombre impenetrable incluso a él mismo. Tranquilo y concentrado siempre en el presente, como si no esperara nada de las cosas, es un hombre líquido, casi gaseoso, que se amolda a las circunstancias porque vive tan lejos de su ego y tiene un sentido de la responsabilidad tan marcado y tan catolicote que sería capaz de olvidar la fecha de su nacimiento antes que cualquier obligación o dato que necesite por el trabajo.

Es conseller de justicia, pero si miras una fotografía suya ves que también podría ser un chófer de la conselleria, un funcionario de prisiones, un monitor de actividades para los presos o incluso un preso mismo. Es una persona que tiene cara de poder hacer cualquier cosa, porque haga lo que haga la categoría siempre la pone él. Hay una plástica camaleónica graciosa en su expresión que recuerda que, para saber mandar, primero hay que saber obedecer y que explica por qué, desde fuera, parece una persona seria y prudente, mientras que la gente que ha trabajado con él dice que es muy divertido y que tiene un humor británico que hace troncharse de risa.

Cierre Preso Modelo Carles Mundó - Sergi Alcàzar

La manera como ha gestionado el cierre de la modelo es un buen ejemplo de su talante eficiente y sin aristas, de persona que comete pocos errores y sabe hacerlo todo sencillo porque vive básicamente a través de los hechos. A diferencia de otros consellers de su edad con pretensiones de parecer brillantes, Mundó prefiere dar prioridad a las cosas que hace, más que no en las cosas que dice. Eso lo favorece, en una conselleria tan delicada como la de justicia.

Perfeccionista y consciente de sus limitaciones, pregunta mucho, memoriza bien y después actúa como le parece. El hecho de no proyectar ambiciones en el futuro hace que dentro de su partido no se le perciba como una competencia. La altura le da uno aureola de autoridad, el aire de peluche un toque la simpatía y el hecho de tocar de pies en el suelo un aire de mediocridad. Duerme poco, está casado y tiene tres hijos. Si Catalunya fuera Suiza incluso podría ser presidente.