Un tipo de terapia que está en auge es la TAA (terapia asistida con animales). Como su nombre indica, consiste en incorporar un animal como parte activa del tratamiento para mejorar la salud física, emocional, cognitiva o social de las personas. Según el caso, al paciente le acompaña un animal u otro.
Por ejemplo, los perros se utilizan para tratar la ansiedad, depresión o el estrés postraumático, mientras que los caballos se usan en personas con discapacidades físicas en terapias ecuestres, autismo o diversos problemas emocionales. Incluso los gatos, que no suelen ser los animales más «sociables», también aportan su granito de arena como compañía y relajación en personas mayores.
Según una nueva investigación de la Universidad de Bristol (Inglaterra), los robots interactivos no deberían ser simplemente compañeros pasivos para las personas, sino socios activos, como los caballos y otros animales, por su capacidad de responder a las emociones humanas.
Robots terapéuticos con la emocionalidad de los caballos, una combinación ganadora
Los caballos son animales muy sensibles al lenguaje corporal y emocional; pueden detectar el estado emocional de una persona a través de la respiración, el ritmo cardíaco o la tensión muscular. Los investigadores de Bristol creen que los robots terapéuticos deberían imitar la dinámica de los caballos utilizados en terapia, ofreciendo una retroalimentación emocional auténtica y no solo de obediencia (convertirlos en mayordomos a nuestras órdenes). Ellen Weir, de la Facultad de Ciencias e Ingeniería de Bristol, asegura que:
La mayoría de los robots sociales actuales están diseñados para ser obedientes y predecibles, obedeciendo órdenes y priorizando la comodidad del usuario. Nuestra investigación desafía esta suposición
Los investigadores opinan que los robots terapéuticos deberían mostrar cierto grado de autonomía y resistencia, y solo interactuar de manera positiva cuando el usuario demuestra calma y claridad emocional, tal como hacen los caballos. “Descubrimos que los robots terapéuticos no deberían ser compañeros pasivos, sino colaboradores activos, como los caballos”.
El innovador enfoque propuesto por los investigadores podría hacer que la robótica terapéutica pase de un diseño basado en la comodidad a una interacción centrada en la corregulación, fomentando el crecimiento emocional más profundamente en lugar de calmar solo la angustia.
Las terapias con animales no son accesibles para todo el mundo, ya que requieren que estén altamente entrenados y que haya facilitadores expertos. Por eso, crear robots terapéuticos que simulen estas interacciones podrían permitir que más gente accediera a este tipo de terapias.