Guste o no, los osos vuelven a formar parte del paisaje del Norte de España. Y no sólo ya en la Cordillera Cantábrica, donde han vivido ininterrumpidamente y serían, si las cifras de los zoólogos no fallan, viven más de 300 distribuidos entre los bosques de León, el este de Lugo y el Sur de Asturias y en las brañas y montes que separan Castilla de Cantabria cerca de Barruelo de Santullán y Cervera de Pisuerga. Ahora, también, están en el Pirineo: hay unos ochenta.

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Reintroducidos

Mientras que las poblaciones cantábricas de oso son autóctonas, las pirenaicas proceden de osos procedentes de Eslovenia que se reintrodujeron a finales de los 90. Las opiniones sobre su presencia son diversas y, mientras que los ganaderos y agricultores no están del todo a gusto con un animal que, cuando tiene hambre, no duda en atacar rebaños y lo que convenga, turistas y similares andan encantados sólo con saber que el (en teoría) afable oso mora en tierras aragonesas y catalanas. En el Pallars Sobirà, por ejemplo, se acaba de localizar cerca de Lladorre a una osa con tres oseznos. En esta época es habitual, pero hay un dato importante: es la primera vez que se tiene noticia de nacimientos confirmados en la cordillera. Con ellos, los ejemplares son 79.

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Filmados

El responsable del avistamiento es un guardia de la reserva de caza del Alt Pallars que, a título particular, ha difundido las imágenes que confirman la presencia de los ejemplares. Y como los osos no entienden de fronteras, los agentes rurales de Andorra andan pendientes de otro plantígrado -´han detectado huellas- que ronda por la zona de Envalira. El oso ha llegado al Pirineo para quedarse.