¿Eres de los que consumen yogures de cualquier tipo porque consideran que todos son saludables? Pues quizá debas replanteártelo porque, tras un análisis de lo que ronda por los supermercados que puedes hacer tú mismo comprobarás que la mayoría de los yogures que compramos tienen varios problemas. Te detallamos aquí algunos de ellos.

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Hay de todo en los lineales

Los nutricionistas recomiendan habitualmente el consumo de yogur natural sin ningún tipo de azúcar añadido pero lo que encontramos en nuestros supermercados o tiendas de ultramarinos suele ser otra cosa. De hecho, un estudio realizado en Gran Bretaña en 2018 por la Escuela de Ciencias de la Alimentación y Nutrición de la Universidad de Leeds evidenció que más del 90% de los yogures incluía un porcentaje de azúcar superior al 5%. Y ese 5% es el porcentaje que la Organización Mundial de la Salud fija como umbral máximo. Tampoco conviene que los yogures tengan más de 5 gramos de grasa por cada unidad, siendo el tamaño habitual de ésta 125 gramos.

Aportan calorías extra

La ingesta de lácteos es beneficiosa porque aporta calcio, imprescindible para los huesos y el corazón, pero existen otros alimentos como las sardinas, el brócoli o las almendras que también lo aportan y, en algunos casos, son menos calóricos que determinados lácteos. Si el consumo de yogures y similares implica un aporte extra de calorías, deberías quizá replanteártelo.

El azúcar

El problema más grave de los yogures lo apuntábamos más arriba: es la presencia de azúcar. De un tiempo a esta parte, y con las generaciones más jóvenes acostumbradas a productos más dulces, el yogur natural sin azúcares añadidos no goza de demasiado éxito y, excepto en los que así se etiquetan, el aporte de azúcar que contienen es muy notable. Ahora, si eres de los valientes que todavía se atreven a disfrutar de un yogur natural, estás de enhorabuena: consumirlo reduce hasta el riesgo de padecer diabetes tipo 2.