Además de desagradables, se supone que las moscas –y en general los insectos- son lo más opuesto que existe al ser humano entre los seres vivos que pueblan la faz de la tierra. Sin embargo, un estudio de la Universidad de California en relación a una especie de mosca especialmente desagradable (la mosca de la fruta) ha revelado que este insecto tiene cierto comportamiento que podríamos llega a definir como muy humano: los machos que son rechazados por las hembras a las que cortejan buscan, y parece que es a modo de consuelo, comida más fermentada que la que habitualmente consumen. Y, sí, las frutas y vegetales fermentadas que son el alimento preferido de estas moscas contienen etanol, que no es otra cosa que un tipo de alcohol.
¿Necesidades psicológicas?
Troy Zars, uno de los científicos de la Universidad de California que activó el experimento, añadió a una muestra de fruta fermentada un 15% de alcohol extra, sabiendo que la fruta muy madura puede llegar a contener hasta un 4,5% de etanol, y observó que las moscas macho escogían la muestra de comida a la que se había añadido alcohol en lugar de otra después de haber sido rechazados por la hembra. En situaciones reales, fuera del laboratorio, se deduce que las moscas actuarían igual y que escogerían fruta más fermentada (y con mayor porcentaje de alcohol) en circunstancias similares. La elección, concluyeron los investigadores, tiene que ver con la búsqueda de “recompensas psicológicas” alternativas a las derivadas de la cópula frustrada. Más o menos lo que hacen muchos humanos, en realidad.
Estudio de las adicciones
Además y durante el estudio, los investigadores han descubierto que una pequeña molécula en el cerebro de las moscas llamada neuropéptido F regula este comportamiento. Cuando su nivel cambia -en función de si está más alto o más bajo- la conducta de las moscas se modifica. El estudio, consideran los investigadores, podría llegar a servir para analizar que activa el deseo de consumo de determinadas substancias similares entre los humanos habida cuenta que, aunque no lo parezca, la mosca de la fruta es genéticamente similar a los humanos. Las moscas que se aparean, así, mantenían niveles de neuropéptido F más altos, pero las rechazadas los tenían más bajos y escogían siempre alimentos con mayor contenido alcohólico. En definitiva: se daban a la bebida