La manera en la que la mosca de la fruta se enfrenta a un cáncer puede ser el origen de una nueva estrategia en la lucha contra esta enfermedad distinta al objetivo tradicional de destruir el tumor o las células cancerosas. Así lo asegura un equipo de investigadores de la Universidad de California, que ha descubierto en un estudio que en el caso de este animal, la estrategia de su propio organismo consiste en ayudar a lidiar con los efectos del tumor, en lugar de matar el tumor en sí.

Los expertos que forman parte de este estudio, descubrieron recientemente que los tumores en las moscas de la fruta liberan una sustancia química que compromete la barrera entre el torrente sanguíneo y el cerebro, permitiendo que los dos entornos se mezclen. En colaboración con otros laboratorios, consiguió demostrar posteriormente que los tumores en ratones que liberan la misma sustancia química, una citocina llamada interleucina-6, también provocan fugas en la barrera hematoencefálica.

Más importante aún, pudieron extender la vida útil tanto de las moscas de la fruta como de los ratones con tumores malignos al bloquear el efecto de la citocina en la barrera. “Se sabe que la citocina IL-6 causa inflamación. Pero ahora hemos descubierto que esta inflamación inducida por el tumor en realidad está causando que se abra la barrera hematoencefálica. Si interferimos con ese proceso de apertura pero dejamos el tumor en paz, entonces el huésped puede vivir significativamente más tiempo y más saludable con la misma carga tumoral”, aseguran los investigadores.

La IL-6 desempeña otras funciones importantes en el cuerpo, por lo que para beneficiar a los pacientes con cáncer, los científicos tendrían que encontrar un fármaco que bloquee su acción en la barrera hematoencefálica sin alterar sus efectos en otros lugares. Pero tal medicamento podría potencialmente extender la vida útil y la salud de los pacientes humanos con cáncer.

Científica

Hace seis años que se descubrió que los tumores en las moscas de la fruta también liberan una sustancia que bloquea los efectos de la insulina, lo que proporciona una explicación potencial para la pérdida de tejido llamada caquexia que mata a una quinta parte de todos los pacientes con cáncer. Ese trabajo ahora está siendo explorado por numerosos laboratorios de todo el mundo.

Una ventaja de ayudar al huésped a defenderse de los efectos de un tumor en los tejidos alejados del sitio del tumor es que podría potencialmente reducir o incluso eliminar la necesidad de fármacos tóxicos que normalmente se utilizan para controlar los tumores. Dichos medicamentos también dañan al paciente, matando tanto las células sanas como las cancerosas.

Más allá de estos efectos secundarios, apuntar a las células tumorales “también selecciona la resistencia en el tumor, porque el tumor tiene variabilidad genética: surge un clon resistente a los medicamentos que luego provocará la recurrencia del cáncer”, dijo. “Pero si pudieras apuntar a las células huésped, estas tienen un genoma estable y no van a ganar resistencia a estos medicamentos”.

Según aseguran, aún no están seguros de qué causa la muerte en muchos pacientes con cáncer. El cáncer de hígado, por ejemplo, destruye claramente la función de un órgano esencial para la vida. Sin embargo, otros órganos, como la piel o los ovarios, son menos críticos; sin embargo, las personas también mueren de cáncer en estos casos, a veces muy rápidamente. Y aunque los cánceres a menudo hacen metástasis en otros órganos (la insuficiencia orgánica múltiple es una de las principales causas de muerte por cáncer enumeradas por los médicos), no se sabe con certeza la causa última que produce la muerte.

Por esa razón, trabaja con tumores no metastásicos implantados en moscas de la fruta y ratones y busca efectos sistémicos, no solo los efectos sobre el propio órgano que contiene el tumor.