La tecnología y los avances militares parecen cada vez más salidos de una película de cine, y es que se está dando a conocer la información que desde una universidad de Israel se están haciendo estudios para que 5 peces de colores puedan conducir un coche.

Por supuesto, los peces no tienen manos, ni mucho menos una dicción para saber si un coche es automático o sincrónico, pero a través de un mecanismo científico se busca estimular a unos peces que harían que el coche se mueva tal cual como si lo llevará un ser humano.

Un experimento muy curioso

Estudio hecho en Universidad de Israel

Aunque la información fue dada a conocer principalmente por la Behavioral Brain Research, en realidad es un estudio que se ha hecho en la Universidad Ben-Gurion del Negev en Beersheba (Israel). El objetivo del estudio es bastante simple: Se analizan seis peces de colores que podrían conducir sobre suelos terrestres gracias a un tanque que se encuentra sobre ruedas.

Para lograr que los peces logren “conducir” un coche se conectó un tanque de agua hacia un aparato sobre ruedas que cuenta con una cámara que puede rastrear el movimiento de animales.

Los peces pueden conducir

Por supuesto, el sistema cuenta con un sistema informático que responde al movimiento del pez. Por lo tanto, a donde se vea el pez motivado a moverse, será a donde se dirija el vehículo en movimiento.

Los peces y la modificación de sus entornos

Desde el punto de vista de Ronen Segev, uno de los autores del estudio, esto no es más que una muestra de cómo los peces se pueden adaptar a entornos que no son hechos para ellos.

Los resultados han sorprendido

La información e imágenes del estudio se hicieron virales en Twitter. El propio Segev asegura que esta no es más que una demostración de que los peces son capaces de aprender en nuevos entornos.

No es que en los próximos años veremos a peces siendo los taxis de las calles (o al menos está descartada esa idea en un inicio), pero el estudio simplemente se hace con la intención de mostrar que más allá del fondo del océano, los peces también podrían responder a estimulaciones que tienen en su alrededor y que sean del mundo terrestre.