Con OpenAI a punto de lanzar Strawberry, su nueva aplicación de IA que, prometen, será capaz de realizar búsquedas en Internet de manera autónoma y ofrecerá como resultado a las peticiones del usuario respuestas que prácticamente parecerán salidas del puño y letra de un humano, los interrogantes sobre la IA reaparecen en el debate público. Frente a ella hay dos posiciones: la de la regulación restrictiva, que es la adoptada por la UE, o la de la potenciación y puesta al servicio del ingenio humano, que es la que se aplica en Estados Unidos y Asia. Sin embargo, iniciativas como el abortado Proyecto Q, que según Sam Altman, presentaba como resultado herramientas que podían mejorar el trabajo de un humano en áreas generadoras de valor, siguen inquietando a muchos. Hace meses, quien nos advertía de lo que puede llegar a suponer para nuestras vidas la IA era el Papa Francisco y, si vamos un poco más allá, nos encontraremos a Bill Gates avisando de lo mismo. Sin embargo, ni uno ni otro fueron los primeros en hablar sobre la IA y lo que puede llegar a suponer.
Stephen Hawking
Las reflexiones del astrofísico sobre esta tecnología aparecen en Breves respuestas a grandes preguntas, el libro que se publicó tras su fallecimiento. La IA, consideró en su día Hawking, podría llegar a generar una situación que definió como “explosión de inteligencia” que podría dejar a la Humanidad “muy por detrás” de las máquinas en términos de capacidad cognitiva. Este particular ha sido planteado ya en la ficción y no una, sino muchas veces. ¿Te suenan Skynet y Terminator? Pues de eso, precisamente, era de lo que hablaba Hawking hace un lustro. De momento, aunque sin querer, ya hay robots que han matado a personas. Y gente dispuesta a crear regulaciones que impidan eso.
La IA es algo serio
Más que como una predicción apocalíptica –en 2014 indicó, literalmente, que el desarrollo de una IA completa podría acabar con la raza humana- sus palabras deben tomarse como una advertencia: en sí, es lo mismo que decían el Papa Francisco y Bill Gates. ¿Regular o utilizar? ¿Cuál es la respuesta? Aún no está claro, pero el camino, sí: aprender porque lo que más se teme es lo que se desconoce.