¿Cómo serán los parques solares y eólicos del futuro inmediato? Incluirán, seguro, infraestructuras de almacenamiento de energía. Endesa ya está construyendo uno así en Canarias. Para ello, invierte 11,5 millones de euros.

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Casi 10 MW

La infraestructura, prevista en la isla de Gran Canaria, contará con un sistema de almacenamiento de baterías. En total, se contempla una potencia de 9,3 MW que permitirá abastecer de energía durante un año a unos 3.000 hogares. La planta, denominada El Matorral, se instala en terrenos anexos a la central de Barranco de Tirajana y estará funcionando en 2026 si nada falla.

¿Por qué baterías?

Uno de los problemas que plantean los sistemas solares y eólicos de producción de energía es el que se deriva de la no continuidad de la producción. Para solucionarlo, de momento, la mejor respuesta son las plantas de almacenamiento con baterías que conservan la energía producida para liberarla en la red cuando sea necesario. Otro sistema de almacenamiento válido es la construcción de sistemas de bombeo inverso, pero en la zona donde se proyecta El Matorral no es posible. El nuevo complejo, calcula Endesa, permitirá el ahorro de emisiones de 1.874,5 toneladas de CO2 a la atmósfera, o lo que es lo mismo, un impacto similar a plantar casi 94.000 árboles o un bosque de 74 hectáreas de superficie.

La nueva planta, que está en las fases previas a la apertura de la obra, cuenta con una subvención a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por la Unión Europea, a través de los fondos Next Generation, con 5,69 millones de euros. Sea como fuere, el nuevo modelo está ahí: generadores eólicos y parques de baterías asociados. Otra alternativa (para el almacenamiento) son las plantas de producción de hidrógeno o, también, de cualquier otro gas o material -incluso se puede usar hierro o aluminio- al que se pueda transferir la energía que no se pueda consumir al momento para recuperarla después. Los complejos de energías renovables se convertirán así en auténticas plantas industriales, lo que redundará en un incremento de los empleos asociados.