En un año en el que 4000 millones de personas están llamadas a votar, la tentación de intentar manipular el resultado de alguno de estos comicios mediante el hackeo tecnológico es más que evidente. Detrás de estas maniobras, como siempre, están países como Rusia, Irán, Corea del Norte o China y sus peones residen en cualquier parte del planeta.

elecciones catalanas cuando notifican mesa electoral / EFE
 

Investigaciones

La magnitud de la amenaza es tan cierta que, tanto en el Parlamento Británico como en el Congreso de los Estados Unidos o en el Parlamento Europeo funcionan ya comisiones que investigan esta cuestión. La aparición de herramientas de IA y la capilaridad de redes escasamente controladas como TikTok y sistemas de mensajería instantánea como Telegram dotan de más herramientas a los peones repartidos por todo el mundo que ejecutan los ciberataques. Los objetivos son comunes: desestabilizar países occidentales –u occidentalizados- y garantizar el acceso de mandatarios prochinos o prorrusos. Las injerencias tecnológicas coexisten con métodos más tradicionales como el soborno y la difusión de fake news, los preferidos de las redes de injerencia prorrusas. España, con elecciones autonómicas en Catalunya y el País Vasco, es uno de los objetivos principales. De entre los países occidentales, es seguramente uno de los políticamente más tensionados actualmente.

Seguridad

Con todo, y al menos de momento, los ataques directos a los sistemas de recuento son imposibles a fecha de hoy tanto en la UE como en Estados Unidos. Herramientas como la Red de Coordinación para la Seguridad en Procesos Electorales española velan por ello. Con todo, la mejor solución a estas amenazas es el voto electrónico, ya que estos sistemas implican la utilización de diferentes certificados que, si no se utilizan de manera coordinada, no permiten a los responsables del recuento acceder a la información. A menudo, también, se emplean sistemas biométricos, lo que impide ataques remotos, pero hace depender la limpieza de los comicios de la honradez del personal implicado en el recuento.