Son horas bajas para los servicios de Facebook. Podría parecer que la dificultad mayor de la empresa actualmente es recuperarse de la caída mundial de sus aplicaciones (Facebook, WhatsApp e Instagram), pero el gigante tecnológico tiene más problemas: una extrabajadora ha hecho públicas las prácticas moralmente reprobables de la empresa. Aunque alrededor de la medianoche las aplicaciones han vuelto a funcionar, el daño ya estaba hecho.

Un golpe en la bolsa y en el bolsillo de Zuckerberg

Tan pronto como las aplicaciones de Facebook cayeron, el pánico no solo se apoderó de los funcionarios, también de los accionistas. En cuestión de pocas horas las acciones de la empresa cayeron un 4,9%. Se trata de un golpe muy duro para la empresa y para el bolsillo de su fundador.

Se calcula que Zuckerberg ha perdido 5.900 millones de dólares. Según cifras de Forbes, este descenso supone que la fortuna del fundador de la empresa haya quedado en 117.000 millones de dólares, lo que lo relega al sexto lugar de las personas más ricas del mundo. Bloomberg, por su parte, calcula que el creador de Facebook acumula ahora 121.000 millones de dólares, de manera que sería el quinto más rico del planeta, por detrás de Bill Gates.

Miles de millones arriba o abajo, lo que es cierto es que Facebook hace días que concatena bajadas en la bolsa. Antes de la caída mundial de sus aplicaciones, el primer detonante que ha hecho temblar a la compañía han sido las filtraciones de una extrabajadora.

Posiblemente legal, claramente inmoral

El diario The Wall Street Journal ha publicado documentos internos de Facebook que les facilitó Frances Haugen, antigua trabajadora de la empresa tecnológica, donde se revela que la compañía actúa de una manera muy diferente al discurso que mantiene de forma oficial.

La información que aporta Haugen no constituye necesariamente ningún delito, pero ha indignado a la población norteamericana. Según las filtraciones, los directivos de Facebook saben que las plataformas de la empresa (Instagram, WhatsApp y Messenger, además de la misma red social) son, en muchos casos, nocivas para los usuarios. La toxicidad pasa desde conductas de violencia estética hasta la promoción del crecimiento de grupos extremistas.

Haugen ha denunciado la falta de voluntad de la empresa de revertir estas dinámicas que son especialmente beneficiosas económicamente. Una versión que dista de la narrativa de la empresa, quien después de que se supiera que conocían el efecto nocivo de sus redes sobre los jóvenes aseguró que harían todo el posible para resolverlo.

La extrabajadora, por su parte, se ha mostrado escéptica, ya que "se daban conflictos de interés entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook. I Facebook, una y otra vez escogía aquellos que le beneficiaban, como ganar más dinero".

El testimonio de Haugen no solo hace daño a la imagen de Facebook, sino que ha despertado las alarmas del gobierno norteamericano. Por este motivo Haugen testificará este martes ante el subcomité de Protección al Consumidor del Senado de los Estados Unidos.

 

Imagen principal: Un móvil con la imagen del logo de Facebook / Europa Press