La escasez de agua, más que circunstancia coyuntural derivada de situaciones de sequía, va camino de convertirse en hecho estructural derivado, además de las circunstancias climáticas, del incremento de la demanda. Se impone, por tanto, la necesidad de desarrollar sistemas de ahorro y aprovechamiento que permitan reducir el porcentaje de agua que se pierde en las infraestructuras de regadío y, al tiempo, aprovechar mejor un recurso que se sabe escaso. Para ello, el Ministerio de Transición Ecológica ha reservado una partida de 100 millones de euros para financiar proyectos de digitalización de regadío impulsados por comunidades de regantes.

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¿Para qué?

El objetivo nominal es “impulsar la mejora de conocimiento de los usos del agua y de transparencia en la gestión administrativa” y la acción se financia con fondos europeos procedentes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Entre las iniciativas que el Ministerio indica va a apoyar figuran las tecnologías que puedan reducir las pérdidas de agua en las explotaciones, disminuir el porcentaje de agua empleado para fertilizantes y plaguicidas, la optimización de la eficiencia energética y la mejora de la productividad.

Digitalización

Al tiempo, y con el mismo objetivo de garantizar el ahorro de recursos, existe un plan de inversión para fomentar la digitalización de los procesos agrícolas. La inversión prevista supera los 2.000 millones de euros de aquí a 2027. Ya lo dijo el Ministro Luis Planas: los regadíos serán más o menos eficientes si aplican la estrategia de TI adecuada. En Greenpeace, sin embargo, piensan otras cosas y en la CUP, siempre dispuestos a apuntarse a lo que sea, hasta aprovechan la sequía para atacar al turismo. ¿De verdad es de izquierdas hacer eso?