El principal problema de los bitcoin y el resto de criptomonedas es, además de que hable de ellas mucho ese fatal muy mejor amigo que es Teodoro García Egea, que su valor se sustenta solo en la confianza que puedan tener en ellas los usuarios y, por eso, no pasan de ser idénticos a los sellos que vendía Forum Filatélico o cualquiera de los muchos activos supuestos que han manejado los distintos muñidores de los esquemas ponzi y similares que en el mundo han sido. Cuando uno de estos activos etéreos no sustentados en nada concreto pierde todo o gran parte de su valor supuesto de repente (eso ha pasado en FTX), los inversores recuperan el interés en activos clásicos y tangibles como el oro o, también, el whisky, cuyo valor se ha quintuplicado en la última década.

Valor Refugio

Como las joyas, los coches deportivos, las propiedades inmobiliarias , los relojes o los diamantes, el whisky se puede tocar y ver (beber también, pero si hablamos de inversiones, mejor no hacerlo) y conserva un valor residual mínimo del que los bitcoin carecen y, por eso, se ha convertido en un valor refugio. Se consideran (y mucho) los destilados escoceses, pero también los japoneses, que son muy escasos en el mercado después de que muchas destilerías prestigiosas del país del Sol Naciente cerrasen sus puertas en los años 90. Incluso una botella muy especial de nuestro nunca bien ponderado y segoviano DYC alcanzó un precio de 10500 euros este mes de octubre.

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Los más caros

En cualquier licorería, es posible encontrar ya botellas con precios superiores a los 500 euros, pero en subastas especializadas se han llegado a pagar 21.000 euros por un Glenavon anterior a 1850, 46.000 por un Dalmore Oculus elaborado con maltas maduradas desde 1868 y 65.000 por un McCallan de la loca década de los años 20. Y hay muchos más casos. Lo mejor de todo es, como bien saben en Asia y Oriente Medio, el prestigio y la clase que otorga poseer una botella de éstas ¿De verdad crees que merece más la pena invertir en unas monedas raras con apariencia de duro de chocolate que en un whisky centenario? Tú eliges; pero, antes de decidirte, pregúntate qué hubiese hecho tu abuelo. Y no, no vale decir que bebérselo.