La llegada del 4K allá por 2012 puso fecha de caducidad al formato que entonces era la máxima resolución de imagen que existía: el Full HD. El 4K, también llamado Ultra HD, tiene una calidad cuatro veces superior, lo que asegura una mejor experiencia visual, pero dicha tecnología no ha sido capaz de colarse en la mayoría de hogares por el momento. Pese a ser cada vez más asequible, la tecnología 4K todavía no está del todo preparada para convertirse en la resolución estándar. 

La mayoría de canales de televisión en España no alcanzan tan siquiera el Full HD (1080p), que es la resolución que predomina hoy en día en los televisores. Las cadenas privadas más importantes emiten en HD (720p), lo que significa que no se le está sacando rendimiento al Full HD. Esto afecta también al 4K, pero en este caso la diferencia es aún más notable. El único modo de disfrutar de contenidos a 4K o Ultra HD en un televisor de este tipo es mediante reproductores Blu-Ray a dicha resolución, cuya comercialización apenas comenzó a realizarse a finales del pasado año. Otras opciones pasan por ver algunos vídeos en 4K a través de YouTube en el televisor o aprovechar otras plataformas externas. Pero son contenidos escasos hoy en día. La tendencia general sigue siendo el Full HD 1080p.

Pese a no poder exprimir todo su potencial, muchos consumidores han apostado en los últimos tiempos por dar el salto a la nueva resolución. Según datos de la marca Samsung, la venta de televisores Ultra HD creció un 350% en 2015. Y no sólo es la calidad de imagen lo que importa, también el tamaño. La pantalla media ha ascendido a las 46 pulgadas. Uno de cada dos televisores que se vende este año lleva resolución 4K, lo que demuestra que la novedad tecnológica comienza a generar cada vez más interés. Uno de los grandes motivos es la bajada de precios que están teniendo los televisores de gama más baja que incorporan esta tecnología y que ya oscilan entre los 300 y los 500 euros. 

La tecnología HDR también ha tenido mucho que decir en todo esto. Su función es la de equilibrar los picos de brillo y los negros, generando una imagen mucho más vistosa y natural. Evita contrastes molestos en imágenes deslumbrantes, dando la sensación de mayor nitidez y limpieza. Se trata del gran avance en calidad de imagen de los últimos años y que forma tándem con el 4K en los últimos televisores. Sin embargo, para poder disfrutar de la tecnología más puntera hay que rascarse el bolsillo: entre 2.000 y 20.000 euros.

El 4K en el resto de plataformas

Los televisores no son los únicos que no sacan provecho del Ultra HD hoy en día. Los smartphones aún no han dado el paso a esta resolución, siendo el 2K el techo alcanzado en las pantallas de los teléfonos inteligentes. Dicha tecnología consumiría más batería y necesitaría de paneles de mayor coste que obligarían a sacar al mercado estos dispositivos a precios elevados y menos competitivos. En el mundo del ordenador casi todo es posible. Hay más opciones y mayor acceso a contenidos que soportan la resolución Ultra HD, pero hay que poder permitírselo. Computadoras así ascienden a las cuatro cifras de precio fácilmente.

En el mundo de los videojuegos pasa algo similar. Hay juegos preparados para poder ser movidos a resolución 4K, pero para ello hacen falta ordenadores de muy alta gama. Sony quiere meterse de lleno en este tipo de mercado con la nueva PlayStation 4 Pro, una revisión del modelo original que promete mover algunos juegos a Ultra HD. No obstante, se trata de una verdad a medias si se tiene en cuenta que dicha resolución será mediante un reescalado, lo que significa que no ofrece una resolución natural o nativa.

El 4K sustituirá al Full HD, igual que el VHS fue destronado por el DVD y el Blu-Ray hizo lo propio con este último. Los consumidores comienzan a apostar claramente por este tipo de tecnología, pero la clave está en que, por el momento, los contenidos existentes para disfrutar de ese potencial son pocos. Hay opciones en el mercado a Full HD que, con buenos paneles y tecnología HDR, ofrecen una mejor experiencia que el 4K de gama baja. Y esto es aplicable a todo tipo de dispositivos.