Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), se estima que más de 115 mil personas fallecieron por cáncer en España en 2023, situándolo como la segunda causa de muerte en nuestro país, solo superada por las enfermedades cardiovasculares. En 2020, el cáncer fue a nivel mundial la principal causa de muerte, con casi 10 millones de defunciones, según la Organización Mundial de la Salud.
Por desgracia, casi todos hemos conocido a alguien que ha fallecido por cáncer. Aunque en los últimos años hemos visto grandes avances en tratamientos para ciertos tipos, combatirlo es muy difícil porque el cáncer no es una sola enfermedad, sino que se trata de un término que engloba a más de 100 tipos distintos de enfermedades.
Cáncer de pulmón, páncreas, mama, próstata, riñón… todos tienen características biológicas diferentes; dentro de un mismo tipo incluso puede haber variaciones genéticas, lo que dificulta la creación de un tratamiento único y universal. Las células cancerosas mutan rápidamente para adaptarse a los tratamientos y desarrollar resistencia a los fármacos. Ensayo y error. Sin embargo, este chip del tamaño de una tarjeta de crédito podría ser la clave para ayudar a predecir qué terapias contra el cáncer funcionarían.
Un innovador sistema para monitorear cómo los tratamientos afectan en tiempo real a las células cancerosas
El equipo de Weiqiang Chen, de la Escuela de Ingeniería Tandon de la Universidad de Nueva York, ha desarrollado un dispositivo en miniatura que podría revolucionar la manera en la que se prueban y personalizan los tratamientos contra el cáncer de sangre. Tiene el tamaño aproximado del de un portaobjetos de microscopio y se lo conoce como el «chip contra la leucemia»; el primer sistema desarrollado en laboratorio que replica tanto la composición estructural de la médula ósea como una respuesta inmunitaria humana funcional.
El chip permite a los científicos observar en tiempo real cómo los medicamentos de inmunoterapia interactúan con las células cancerosas en un entorno que refleja el cuerpo humano de manera fiel. “Ahora podemos observar cómo se desarrollan los tratamientos contra el cáncer como lo harían en un paciente, pero en condiciones completamente controladas y sin experimentación con animales”, explicó Chen, profesor de ingeniería mecánica y aeroespacial.
Hasta ahora, había escasez de sistemas de prueba eficaces; los modelos animales son lentos y difíciles de monitorear, además de que reflejaban de manera deficiente la complejidad del sistema inmunitario humano. Las pruebas de laboratorio, por su lado, no logran capturar el complejo entorno celular donde interactúan las células cancerosas e inmunitarias.
El nuevo dispositivo imita las tres regiones clave de la médula ósea donde se asienta la leucemia: los vasos sanguíneos, la cavidad medular circundante y el revestimiento óseo externo. Al sembrarse con células de médula ósea derivadas del paciente, el sistema comienza a autoensamblarse, generando las células sus propias proteínas estructurales.
Utilizando imágenes en alta resolución, los investigadores rastrearon las células inmunes en tiempo real mientras navegaban por los vasos sanguíneos, identificaron las células cancerosas y las destruyeron, ofreciendo una ventana sin precedentes al comportamiento de las células T CAR (células del sistema inmunitario que han sido modificadas genéticamente para atacar células cancerosas).