Arch Daily es, desde que los chilenos David Basulto y David Assael lo crearon en 2008 uno de los weblogs más visitados. Cada día, cerca de medio millón de personas lo visita y, cada doce año, escoge al mejor edificio construido en los doce meses anteriores. En esta ocasión, como ya ocurrió en 2016, el premio se lo ha llevado una construcción ubicada en una favela brasileña, en concreto la de Aglomerado da Serra, en la capital de Minas Gerais, Belo Horizonte. Se ubica en una zona denominada Pomar do Cafezal, tiene 66 metros cuadrados y la han construido dos arquitectos, Fernando Maculan y Joana Magalhaes, que forman parte del Coletivo Levante, grupo especializado en la elaboración de proyectos en favelas y otras zonas periféricas.

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Mucho más de lo que parece

Aunque a simple vista, parece sólo una más de las casas humildes que llenan la zona en la que se ubica, es mucho más que eso, ya que su diseño, a pesar de utilizar materiales corrientes como el hormigón y el ladrillo, aprovecha la iluminación del entorno al máximo y es energéticamente eficiente, además de muy ventilada. Su dueño es Kdu dos Anjos, artista y responsable de un centro cultural en la barriada. Y está tan orgulloso de ella, que se la ha tatuado en un brazo. La casa tiene dos pisos, una gran terraza y dispone de ventanas abatibles horizontales que le otorgan un carácter singular. Pese a sus escasos 66 metros cuadrados, el espacio está tan bien aprovechado que en ella, explica el dueño, se han podido celebrar fiestas hasta con 200 asistentes. De continuo, sin embargo, Kdu vive allí sólo con sus dos perros, su gata y sesenta plantas.

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Ocho meses de trabajos

Su apariencia, y así lo admite el arquitecto Fernando Maculan, desentona poco con el entorno, porque para construirla echaron mano de las técnicas y materiales que se utilizan de manera habitual en estas zonas periféricas de las urbes brasileñas. Sin embargo, todo está pensado al milímetro: los ladrillos de la fachada, en lugar de colocarse según se acostumbra en Brasil y aquí, están acostados de forma horizontal en filas intercaladas y, así, se le da la construcción más solidez y aislamiento. Colocados de esta forma, cubren los vanos que dejaba la estructura de hormigón y se combinan con ventanales de lamas abatibles que van de forjado a forjado. En total, la obra costó unos 29.000 euros. En la planta baja, la cocina, el comedor y un pequeño baño ocupan todo el espacio y, arriba, quedan la terraza y la habitación principal, que dispone de baño propio. En el exterior hay sitio para un pequeño patio vallado y para la escalera, que es de hormigón y exterior. Sobre la habitación principal, llena de luz natural gracias a los ventanales, hay sitio para una segunda terraza. Y, sí, aunque esté en una favela, es la Casa del Año para Arch Daily.