Sí, ya sabemos que tienes un amigo que la usa, le va divinamente y tiene unos dientes más blancos que los que lucía Morgan Freeman en su controvertida intervención en la inauguración del Mundial de Qatar, pero ten cuidado: las pastas de dientes con carbón activo quizá no son tan fabulosas como parecen.

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Hasta en los supermercados

Sea como fuere, ahí están: hasta en los lineales de las principales cadenas nacionales de supermercados podemos encontrarlas y, además, a precios asequibles. El negro polvo fino que incluyen estos dentífricos procede de materiales con alto contenido en carbono que se han calentado para que se deshidraten y conseguir un material poroso capaz de absorber  gases, químicos, metales pesados, proteínas, desechos y toxinas y, por eso, se utiliza para  tratar envenenamientos o filtrar aguas contaminadas. Desde hace unos años, se utiliza también en champús, jabones, desodorantes y pasta de dientes por sus propiedades purificantes. Y, sí, también blanquea los dientes, pero no como tú te imaginas.

En realidad, los desgasta

El carbón activado, además de tener propiedades purificantes, es muy abrasivo y, por eso, si cualquiera que haya usado uno de estos dentífricos observa su dentadura con una lente de aumento comprobará que lo que ha sucedido es que sus dientes se han desgastado y, si se blanquean, es porque se elimina la primera capa del esmalte. Con eso, se desencadenarán efectos indeseados: se adherirá más placa a nuestra dentadura y, a la larga, quizá tendremos más manchas. Con todo, no hay análisis concluyentes acerca del efecto real de estos dentífricos, aunque la mayoría de los estudios  afirman que o no funciona o tiene los efectos indicados. Con un poco de mala suerte, hasta puedes conseguir que una partícula de carbón activado se aloje en tus encías y tengas que ir a ver al dentista. Yo, por mi parte, lo tengo claro: el carbón, activado o no y hay que recordar que el activado suele ser de origen vegetal, está mejor en una vagoneta de mina que en mis dientes.