Cualquiera que pase de los treinta años, recordará historias –y más con en este Día de la Madre que se celebra a primeros de mayo- con las que sus mayores les advertían del riesgo cierto que entrañaba aceptar regalos en forma de golosinas realizados por desconocidos a la puerta de los colegios. Ahora, y gracias a la labor conjunta de la Guardia Civil y la Policía Nacional, se acaba de demostrar  de nuevo que la realidad es más complicada que la ficción y que aquellos dulces contaminados con estupefacientes de los que alertaban padres, madres y abuelos y que las mafias utilizaban para habituar a los más pequeños en el consumo de drogas existen y se venden en la deep web y en persona.

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Caramelos y snacks

La organización desarticulada vendía sus productos (gominolas y otros snacks impregnados con drogas de síntesis o cannabis) en la red. Los productos se han localizado en diferentes domicilios de la Costa del Sol y Canarias. En total, se han intervenido 12.000 bolsas de gominolas y snacks impregnados con THC, casi 300 vapeadores con cannabis líquidos y 49 paquetes de cocaína de diferentes pesos.La organización la lideraba un matrimonio holandés con numerosas propiedades y negocios en las zonas de Fuengirola, Mijas y Estepona.

Golosinas contaminadas con cannabinoides

La organización adquiría golosinas y snacks de diferentes lugares como Holanda, China o el Levante español que luego contaminaban en sus propios laboratorios cannabinoides. El proceso comenzaba eliminado los azúcares exteriores de las golosinas y, tras licuar los preparados cannábicos, impregnaban con ello las golosinas utilizando, incluso, aerosoles. El método entraña notables riesgos para el consumidor, ya que los traficantes no podían controlar la dosis exacta de droga. El producto se vendía en la propia provincia de Málaga y, también, en Holanda. Su forma, y de ahí la preocupación de las fuerzas de seguridad, los hacía muy atractivos para los niños, que podrían ingerirlos accidentalmente. Con todo, el público infantil no era su objetivo, pero sí adictos jóvenes que encontraban en esta nueva presentación una manera de consumir estupefacientes menos visible que las convencionales. El negocio era altamente lucrativo, ya que el entramado de la organización ha ingresado, según los datos policiales, más de un millón y medio de euros que se han declarado como venta de  materias primas químicas, productos vitamínicos o deportivos. La organización mostraba un alto grado de sofisticación, tanto en el tráfico de drogas como en el blanqueo de capitales.