Desde que que la electrificación de la movilidad personal se ha convertido en un objetivo compartido por la mayoría de países occidentales, la demanda de litio se ha disparado y, hoy, disponer de reservas de este metal blando que destaca por ser el sólido más ligero, es poco menos que una bendición. Bolivia, al menos según su gobierno, sería hoy el país más bendecido de todo el orbe por esta riqueza: disponen de depósitos identificados con hasta 23 millones de toneladas.

¿Dónde están?
Se ubican en los salares de Pastos Grandes, en la región andina de Potosí, y, también, en el Salar de Coipasa, en la provincia de Oruro y cerca de la frontera con Chile. De su explotación se encarga la compañía estatal Yacimientos de Litio Bolivianos, que dispone de hasta 66 pozos perforados para la extracción. De ellos, 20 están en Pastos Grandes y 46 en Coipasa.
¿Y el resto de reservas?
El segundo país con mayores reservas es Argentina, con 20 millones de toneladas y le siguen Estados Unidos (12 millones) y Chile (11). Bolivia, de hecho, quiere coordinarse con Chile y Argentina para acordar estrategias de desarrollo y explotación conjuntas. En Australia disponen de 7,9 millones de toneladas y en China, de 6,8. En Europa se han identificado depósitos con 3,2 millones; en Canadá, con 2,9 y en la República del Congo y en México, con 3 y 1,7 millones, respectivamente. En España hay reservas en Cáceres, donde Extremadura New Energies proyecta la que se espera sea la mina más grande de Europa para que funcione en 2026. De momento, este mismo mes de julio acaban de arrendar 36 hectáreas por 35 años para instalar allí la planta de proceso.