Apple, como el resto de big tech, lleva décadas imponiendo normas a usuarios, gobiernos y organismos reguladores por la vía de los hechos y, ahora y en relación a la obligatoriedad de incluir puerto USB-C en todo dispositivo móvil que ha fijado la UE para 2024 en el territorio de los 27, los de Cupertino ya tienen preparado un subterfugio para seguir haciendo lo que mejor se les da: ganar dinero a tu costa y a la mía.

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Sí, incluirán USB-C en el iPhone 15, pero se van a echar unas risas a tu costa

La herramienta para la particular performance que preparan la tienen activada hace años: se llama Made for iPhone y es ese particular programa que permite certificar accesorios fabricados por terceros como adecuados para los excelentes (una cosa no quita la otra, que trabajar bien nunca ha implicado ser una hermanita de la caridad) productos que fabrican. Por supuesto, podremos seguir utilizando cables y accesorios no certificados, pero el USB-C que van a instalar (por obligación) en sus dispositivos no será un puerto normal: reconocerá los accesorios no certificados y tanto la carga como la transmisión de datos será más lenta. Así lo indicaban a finales de febrero usuarios expertos en Twitter.

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Las big tech facturan

Y es que Apple, por muy faro de sabiduría y proveedor de frases para todo que se considere a Steve Jobs, es una empresa que quiere ganar lo máximo posible. Todos los fabricantes que quieran certificarse tendrán que pagar y, por supuesto, todos los usuarios que quieran comprar accesorios certificados deberán pagar un poco más. Apple gana 6.500 millones de dólares extra gracias a los accesorios, ya que no incluye cargadores con los dispositivos nuevos. Y, ahora, ganará todavía más con los accesorios que utilicen USB-C. En definitiva, que la banca siempre gana.