La fundación CRAM, una entidad que vela por la conservación y recuperación de animales marinos, ha liberado este domingo cinco ejemplares de tortuga marina de la especie Caretta caretta en la playa del Prat de Llobregat. En un acto que ha reunido a centenares de curiosos, varios voluntarios han devuelto a su hábitat natural cinco tortugas: Ortiz, Fotja, Pepa, Adrià y Carolina, todas ellas rescatadas. Los animales han tenido la oportunidad de recuperarse en la sede de esta entidad privada sin ánimo de lucro hasta estar en buena forma para volver al mar. El acto, que la fundación repite desde hace más de 30 años, se enmarca bajo el lema Vuelve en casa. En esta edición, el CRAM ha llevado a cabo la actividad a instancias de la Generalitat y con la colaboración del Ajuntament del Prat de Llobregat y de la AMB. Según informa la entidad, a través del proyecto Servimar, desde principios de año se han atendido 57 tortugas marinas, un cetáceo, catorce aves marinas y cuatro mantas. Desde 1996, la fundación CRAM ha atendido más de 2.000 ejemplares: 1.300 tortugas marinas, más de 650 cetáceos vivos atascados en la playa y 240 aves marinas.



Más tortugas liberadas en Catalunya
La tortuga mediterránea es una especie protegida y catalogada actualmente en peligro de extinción, y es de las más castigadas por la sequía, que está frenando los nacimientos. Por eso, el Departamento de Territori, Habitatge i Transició Ecològica en colaboración con el Centre Recuperació d'Amfibis i Rèptils de Catalunya (CRARC) y el Centre de Reproducció de Tortugues (CRT) de Albera han dado un paso adelante para ayudar a reintroducir la especie liberando durante el 2024 un total de 2.830 tortugas mediterráneas en el medio natural. Las acciones se enmarcan en el programa de repoblación de esta especie que se está desarrollando en varios espacios naturales como el Parc Naturals dels Ports, el Parc Natural de Cap de Creus, el Parc Natural de la Serra de Montsant o l’Espai d’Interès Natural (EIN) del Gaià. Concretamente, los ejemplares se están liberando cerca de incipientes núcleos de tortuga mediterránea ya creados, como lo que hay en la sierra de Albera, donde se encuentra la única población autóctona de la especie. La mayoría de estas tortugas provienen de particulares que las tenían ilegalmente como animal doméstico.