La crisis mundial de transporte y suministro, sumado a la crisis económica por la covid que vivimos actualmente, ha hecho que cambiamos nuestra manera de consumir. En los últimos meses se ha multiplicado la demanda de los productos de segunda mano, especialmente los tecnológicos, los más afectados por el desabastecimiento de microchips.

Se trata de una tendencia que ya empezó con la crisis del coronavirus, cuando se creó una inesperada alianza a favor de la economía circular. La comercialización de productos usados y el reacondicionamiento de otros artículos para darles una nueva vida hace que los consumidores no dependan ni de las materias primas, ni del precio de la energía, ni de los problemas de transporte. Una opción cada vez más popular en un contexto de inestabilidad como lo que vivimos, donde muchos consumidores tienen miedo por la posible falta de productos, especialmente esta Navidad.

La tecnología y los automóviles

Algunos portales como Milanuncios o Wallapop aseguran que se han multiplicado las búsquedas. Especialmente, con respecto a los productos tecnológicos, que sufren la falta de suministro de microchips. Las videoconsolas, por ejemplo, son uno de los productos más buscados, ya que las compañías han tenido que bajar su capacidad productiva hasta el punto que la quinta edición de la PlayStation, lanzada en noviembre del 2020, sigue suministrándose con cuentagotas un año después y agota a stocks al cabo de pocos minutos de cada reposición.

Pero hecha la ley, hecha la trampa. Estas plataformas han detectado que ya se está especulando con algunos productos. Cada vez son más los usuarios que adquieren aparatos tecnológicos y después los revenden nuevos con el embalaje por un precio superior porque es imposible encontrarlos en las tiendas a corto plazo.

Y el mismo ha pasado con la venta de coches. La falta de suministro por los problemas de producción y transporte ha hecho que los plazos de entrega de un vehículo a estrenar se hayan multiplicado y ya oscilan entre los seis meses y el año. Es por eso que cada vez son más los consumidores que apuestan por los vehículos de segunda mano.

fabrica coches - unsplash

Menos emisiones

Este cambio en el consumo tiene otra parte muy positiva y es que se generan menos emisiones contaminantes. Según un estudio de Cash Converters, en el último año el sector de la segunda mano permitió reducir hasta 800.000 toneladas de CO2 al Estado. Todos estos datos apuntan a una mayor concienciación social y ambiental, especialmente entre la población más joven, que, según este estudio, se verá reflejada en un aumento progresivo de nuevos hábitos de consumo basados en la compra de segunda mano y el comercio justo.

Se trata, pues, de un cambio en el consumo que podría venir para quedarse derivado de las crisis que vivimos, pero que, por el contrario, el medio ambiente nos agradecerá.