Catalunya está en prealerta por sequía. Las reservas de agua están ahora mismo a la mitad de su capacidad y los cultivos y el suministro ya están en peligro en algunos territorios de nuestro país. Hace demasiadas semanas que no llueve y las previsiones no son optimistas, especialmente, de cara al verano. Es por eso que ya se ha activado el nuevo plan de sequías y si la situación no mejora, todo apunta que se tendrán que empezar a imponer las primeras restricciones de agua. ¿Cómo nos podría afectar a corto plazo?

El primer impacto y el más directo que ya se está notando en nuestra casa es en la agricultura. Los campesinos temen por las cosechas de este año, que serán las peores en mucho tiempo y ya pronostican que tendrán pérdidas. Uno de los sectores más afectados es el de los cereales, ya que los cultivos de trigo, maíz y cebada no están pudiendo crecer como tocaría. Los agricultores calculan que las pérdidas por cada hectárea serán de entre 300 y 500 euros. Por otra parte, la sequía aumentará el riesgo de incendio. Lo que se produjo esta misma semana al Empordà podría ser el preludio de qué vendrá. El paisaje está muy y muy seco y no hay ambiente húmedo en los bosques.

Campo de cereales ACN

Afectaciones en el consumo

De rebote, la sequía también nos acabará repercutiendo en el consumo. En estos momentos ya se han tomado algunas medidas según el territorio: Campelles ha restringido el consumo de agua, Guixers se ha quedado sin agua potable, Sarral ya ha creado una comisión de estudio, se ha limitado el riego a una veintena de municipios del Alto Empordà… Y si la situación empeora, las medidas serían más severas, especialmente de cara al verano. Desde la Agencia Catalana del Agua aseguran que es posible que próximamente se vayan aplicando restricciones progresivas como reducir el consumo o poner en funcionamiento las desaladoras preventivamente. Sólo se aplicarían restricciones más agresivas si las reservas bajan del 40% (con respecto al 55% por término medio actual), un escenario que es probable. En este caso, se podría limitar en un 25% el riego agrícola, el agua para piscinas o incrementar el régimen de extracción de agua de los acuíferos y el rendimiento de las desalinizadoras.

Otro de los sectores que se podría ver mucho perjudicar sería el turístico. Los que organizan actividades de ocio en verano con recursos hídricos temen a las restricciones, ya que les podría suponer pérdidas gigantescas.

¿Hasta cuándo durará la sequía?

Según indican los modelos, la tendencia a corto plazo, en los seis próximos meses, es que continúe la situación actual. Se prevén temperaturas altas y lluvias por debajo del normal. De hecho, los expertos aseguran que imaginando que esta primavera lloviera mucho, nada que pal·liriaria la escasez de precipitación del último mes ni revertiría la situación. Por lo tanto, habrá que estar atentos de cara este verano, cuando la situación se podría agravar.